¿Quién es el culpable de las Navidades tristes para los cubanos?
«La carne de cerdo, cruda, en cantidades y en libras, no se puede vender en ningún lugar porque no existe. No existe en la provincia», advirtió el lunes 13 de diciembre a través de la televisión local, Perlavisión, el coordinador de programas del Gobierno de la provincia cubana de Cienfuegos Osvaldo Surí González.
Y como si fuera un alivio, el funcionario enfatizó que «no va a haber nada de este tema» y, por tanto, «no hay que desesperarse por eso ni hacer cola, ni hay que hacer turnos, ni hay que hacer listado en ninguna casilla de Cienfuegos. Ni hay que anotarse en ninguna casilla».
Las declaraciones de Surí son un botón de muestra de cómo están pasando los cubanos las festividades navideñas y de fin de año. El año pasado se quejaban de que la libra (0.4536 Kg.) de carne de cerdo había subido a 60 pesos.
Ahora, según fuentes de la isla, si se encuentra, y eso solo en el mercado negro, está a 300 pesos la libra, cinco veces más.
Cuán diferente sería si el gobierno hubiera escuchado a los agricultores independientes que en su llamado “Sin Campo no hay País” pidieron libertad para cultivar, o criar ganado, y vender sus productos libremente.
En octubre, el llamado Zar de las reformas del régimen, Marino Murillo, reconoció que con la llamada Tarea Ordenamiento ─ unificación de la doble moneda lanzada a principios de año en el peor momento de la economía y de la pandemia─ «los costos de la canasta de bienes y servicios de referencia casi duplican los números diseñados, mientras la capacidad de compra que dio la reforma salarial se ha visto ‘muy afectada’, fundamentalmente en los sectores de menos ingresos». El funcionario admitió que la inflación en el mercado “informal” era del 6.900 por ciento, y dijo: “A la gente no hay quien le hable del ordenamiento”.