Cinco tradiciones que marcan la Navidad catalana
Sant Esteve, o la costumbre de celebrarlo todo: Uno de los distintivos más particulares de la Navidad en Cataluña es la celebración de Sant Esteve (San Esteban, el Boxing Day anglosajón), el 26 de diciembre. Festivo en esta comunidad, es tradición que se coma con la otra mitad de la familia que no se ha reunido el día anterior por Navidad. En la mesa no pueden faltar los canelones, cuyo relleno se realiza con los restos de la comida de Navidad.
Del mismo modo que se celebra Sant Esteve, y a diferencia de lo que sucede en el resto de España, tampoco hay una tradición arrraigada de celebrar la cena de Nochebuena en Cataluña. No obstante, la diversidad de orígenes geográficos y la mescolanza familiar hacen que en la mayoría de casos se opte por la sana costumbre de celebrarlo todo, dando lugar a un maratón gastronómico a prueba de analáticas.
2. Hacer «cagar el Tió»
Es tradición que el día de Navidad, los más pequeños de la casa hagan “cagar el tió”, un tronco normalmente de pino abrigado con una manta. Con bastones o cucharas de madera, se arrean golpes al “tió” entonando canciones. La tradición es que el “tió” cague los dulces que luego se comerán durante la celebración, aunque en muchos hogares, adaptando la tradición a los gustos y deseos de los niños, el “tió” acaba empleándose para dar regalos de mayor envergadura, primera entrega que luego prosigue el día de Reyes.
3. Un belén con «caganer»
En una curiosa fijación por la escatología, los catalanes han hecho de la figura del “caganer” una de sus tradiciones navideñas más arraigadas. Se trata de una figurita de un payés en el momento de defecar que se coloca escondida en el belén. Aunque ya aparecen algunas referencias en el siglo XVII, no es hasta el XIX que se populariza. De un tiempo a esta parte, es “tradición” utilizar a personajes famosos haciendo de “caganer”: de alguna forma, en Cataluña un personaje no se consagra popularmente hasta que tiene su propia figura agachado y con los pantalones en lo tobillos.
4.- Los pesebres vivientes, cada vez más completos
No es una costumbre exclusiva de Cataluña, aunque los pesebres vivientes están muy arraigados en esta comunidad. Algunas localidades, perferiblemente pueblos con aroma histórico, realizan un despliegue de actores y medios a la altura del mejor “peplum” cinematográfico. Aunque en origen muchos se limitaban a reproducir la escena del Nacimiento, con los años han ido incorporando medios, hasta convertirse en sofisticadas recreaciones históricas con efectos de luz, sonido y diálogos entre los distintos personajes. El más conocido en Cataluña es el de Corbera de Llobregat (Barcelona), para el que cada año trabajan más de 200 voluntarios.
5.- Los «Pastorets»
Casi tan tradicional como la misma costumbre de los “pastorets” (pastorcillos) es que prácticamente cualquier actor catalán que se precie recuerde sus inicios en el teatro aficionado representando tal o cual papel en estas típicas representaciones navideñas. La tradición tiene su origen en las representaciones teatrales que se hacían en las iglesias por Navidad, luego prohibidas, y se componen normalmente de una sucesión de escenas sobre el nacimiento de Jesús y la lucha entre ángeles y demonios. Muchos autores han escrito su versión de los “Pastorets”, que como pincelada habitual introducen alguna referencia a la actualidad.
Buena recopilación. De todas maneras el tió no es exclusivo catalán porque también existe en Aragón. Y San Esteban creo recordar que tenía algo que ver con el imperio carolingio. Igualmente, feliz San Esteban a todos.