Mejores en Navidad
Cuesta arrancar cada día, pero al tomar impulso son esenciales sus afanes y los motivos. Ellos te dan la coartada para caminar. Así que hay que venir de casa con renovada energía, expectativas, ilusión y unas gotas de candor, las que sean posible, las que queden, pues los años vividos intentan liquidarlas, pero sin éxito. En estas fechas, siempre cuestionadas por muchos, incluso criticadas por una buena parte y hasta con un aire de increíble repudio por parte de los más obtusos, los afanes vienen dados. Más allá de otras consideraciones, la tradición hace que el sentido de la familia y reunirse con ella sea conducta general, así querida e inevitable. Sin embargo, recuerden esa especie de sugerencia de no nombrar la Navidad. “No feliciten la Navidad, déjenlo en fiestas…” Veamos, si no se comparte la fe en el significado religioso del aniversario del nacimiento de Jesús de Nazaret, ello no implica rechazar que otros muchos sí lo hagan y así lo celebren. Parece que es de buen tono felicitar conmemoraciones de otras religiones, de las que hemos de ser respetuosos anfitriones, pero no así las propias de esta cultura occidental de raíces cristianas.
Todos tenemos derecho a hacer de nuestra vida el camino que queramos y podamos, siempre respetando la libertad ajena, incluso también es legítimo querer influir en los demás exponiendo opiniones e ideas. No lo es la imposición y, sin embargo, su vano intento parece una constante. Puede sonar cursi eso del “espíritu navideño” -a según quien-, pero lo cierto es que existe y va desde lo más superficial a lo más profundo. Aunque, a veces, la sola asunción de “volver a casa y abrazar a los tuyos” pueda tener tanta o mayor hondura y trascendencia que el resto de pensamientos, explicaciones y gestos. Es una cuestión de significados, que lo traen todo detrás.
La vida es corta y todo pasa rápidamente, mirar atrás es una necesidad, algo así como parar y tomar aire. Navidad, en una innumerable cantidad de existencias, es el cariño de los tuyos y el calor del hogar, desentrañar la identidad volviendo la mirada al origen, entender lo propio recordando a los que te causaron, sonreír ante la realidad y los recuerdos del amor más puro… Navidad es repasar el código de la vida, poner al día el legado religioso y humano que te vino dado y, por el cual, puedes llegar a ser capaz de comprender algunas cosas del mundo y a la mayoría de sus habitantes, aunque sea sólo un rato. Pongan ustedes un nacimiento y árbol, o no lo hagan… Crean, o no lo hagan… Pero, reconozcan que da gusto querer y ser queridos. Todos estamos invitados. Feliz Navidad.