Navidad religiosa
Luis María Anson.- Ciertamente, España no ha escapado a la corriente de descristianización de Europa, intensificada cuando el leninismo estableció su dictadura totalitaria sobre Rusia. En su libro Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, cuando todavía el zar ocupaba el trono de Moscú, Lenin escribió sobre la necesidad de descristianizar Rusia, convirtiendo sus fiestas seculares en paganas y comerciales. Coincidió el leninismo provocador con la posición desmesurada que se derivó de la Revolución Francesa. De forma sistemática, los más diversos Gobiernos europeos han contribuido a lo que en el siglo XVIII propugnaron Voltaire y Diderot.
En ocasiones, la descristianización de Europa se ha intentado de forma pacífica; en otras, no. En la España de la II República fueron una atrocidad los asesinatos, violaciones y atentados. Monjas y sacerdotes resultaron víctimas de un sector político iluminado por el faro de Moscú. El bando republicano cometió un grave error y terminó por hacer realidad lo que afirmaba Salvador de Madariaga: «España está destinada a soportar una dictadura: la dictadura de la clase media, que es el fascismo, o la dictadura del proletariado, que es el comunismo». La guerra incivil se hizo inevitable y después de tres años atroces, se impuso la dictadura de la clase media. Cien años más tarde de Lenin, y sin desdeñar los retrocesos religiosos que se han producido, las Iglesias cristianas, sobre todo la católica, conservan fuerza y presencia y además han reverdecido en Rusia y en los países que controló la Unión Soviética.
Es verdad que una parte de las festividades navideñas se han convertido en una vasta operación de consumo y paganismo. Pero la religiosidad sigue presidiendo en España la Navidad. El misterio del Niño Dios, nacido en un pesebre, atendido por pobres campesinos, sigue constituyendo un foco de atracción popular. El sentimiento religioso, los belenes familiares, los villancicos incesantes impregnan la vida española cuando se celebran Nochebuena y Navidad.
Ni las maniobras ideológicas ni los partidos tendenciosos ni las dictaduras comunistas ni las magnas operaciones comerciales han podido extirpar de la sociedad española el sentimiento religioso. Frente al tsunami comercial y pagano que trata de arrollar a la sociedad española, la Navidad es la fiesta que conmemora el nacimiento del niño Jesús, del Hijo de Dios que se hizo hombre y habitó entre nosotros para proclamar que es la verdad la que nos hace libres.