¡Año nuevo, lucha nueva!
No hay nada que agradezca más a Dios que haberme hecho el regalo de dejarme vivir durante el año que se nos va, para comprobar los frutos de aquellas semillas que se aventaron a lo largo de los años entre tu familia, los amigos o las relaciones con los “otros”. Ahora más que nunca, el tiempo de Navidad ha sido para mí un nuevo nacimiento, un nuevo Belén donde la familia , los pastores de la salud y los generosos reyes me han colmado este año que nos abandona, del calor, la alegría y la compañía que todo ser humano necesita cuando el tren de la vida se detiene inesperadamente en una estación desconocida. Gracias a todos ellos.
Afortunadamente el tren ha vuelto a emprender con ilusión su marcha para un nuevo año en el que espero que los Herodes de la historia dejen de asesinar a personas inocentes en tan injustas y crueles guerras como las que que sufre la humanidad ; que nunca más mueran hombres, mujeres y niños ahogados en el mar como esclavos de los criminales explotadores y de la condenable indiferencia de unos y otros y que los gobernantes de las naciones y especialmente de la nuestra, abandonen la crispación, el inútil ruido de huecas palabras y el desprecio permanente al contrario. Como decía Napoleón “ Es injusto que una generación sea comprometida por la precedente. Hay que encontrar un modo de preservar a las venideras de la avaricia o inhabilidad de las presentes.” Trabajemos en ello para que renazca la “esperanza”… ¡Feliz Año Nuevo!