El PSOE se ‘compra’ una alcaldía
EL PSOE recuperó ayer la Alcaldía de Jaén, rompiendo la hegemonía que consiguió el PP al dominar todas las capitales de provincia de Andalucía tras las elecciones municipales y autonómicas de 2023. En aquellos comicios, aunque los socialistas consiguieron ser el primer partido de la ciudad por menos de 300 votos, la mayoría de los jienenses apostaron por un cambio político y el gobierno municipal recayó en el popular Agustín González tras alcanzar un acuerdo con la candidatura localista de Jaén Merece Más (JM+), que consiguió tres de los 27 concejales del consistorio. Llama poderosamente la atención que, tras un año y medio de gobierno, plazo en el que el PP dice haber cumplido el 70 por ciento de las promesas que suscribió con JM+, la coalición colapsara porque la formación minoritaria denuncia que la ningunean, que el PP busca su desaparición ante la ciudadanía, y se abriera paso una moción de censura que ayer triunfó y devolvió el bastón municipal al socialista Julio Millán, que rigió el municipio desde 2019.
La base de esta moción ha sido un pacto de Jaén Merece Más con los socialistas, avalado por la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que se sustenta en una serie de concesiones del Gobierno central bajo la forma de un aluvión de inversiones, reestructuraciones de deudas, daciones en pago y rebajas de intereses destinadas a resolver el principal problema de la ciudad que es su abultada deuda de 600 millones de euros. Esta cantidad convierte a Jaén en una de las cuatro poblaciones de tamaño medio más endeudadas de España. Además, con el aval de Montero los socialistas han comprometido la dotación de un fondo extraordinario de inversiones y la promesa de nuevas infraestructuras de trenes, autovías y hasta la creación de una zona franca interior. No es raro que, ante esta exhibición de medidas que prácticamente constituyen un modelo singular de financiación, el PP hable de la ‘compra’ de Jaén.
Estas promesas permiten a Jaén Merece Más defender ante los ciudadanos que se trata de una formación que no tiene principios, sino intereses. Sus dirigentes han dicho que pactaron con González porque pensaron que ante la hegemonía del PP en la comunidad autónoma andaluza, les resultaría más fácil colmar sus aspiraciones, pero que como han visto que no es así han preferido ir a tocar las puertas del Ejecutivo central. La lógica detrás de estos partidos, como ya se vio con Teruel Existe o Soria ¡Ya! nace de la frustración de los ciudadanos, que ven cómo los nacionalismos periféricos vasco y catalán logran hasta la más descabellada de sus reclamaciones pese a contar con un conjunto limitado de diputados.
Pero para que esta lógica se consolide como forma de hacer política tiene que existir un partido que entienda ésta como una simple compraventa sin principios. Un partido que conciba que el control de las instituciones no se logra, fundamentalmente, mediante la voluntad popular expresada en las urnas, sino como el resultado de convertirlas en un tenderete o en un cambalache de privilegios. Desde que en 2018 llegó al poder de la mano de Pedro Sánchez y de la coalición extremista que le constituyó Pablo Iglesias para la ocasión, el PSOE se ha transformado en ese tipo de partido. Que se utilice el poder económico de la Hacienda pública como aval para cambiar la dirección política de un ayuntamiento es una irregularidad incompatible con quienes conciben la democracia como un sistema impersonal y plural de frenos y contrapesos.