El timo de la estampita y la vaca
Jorge Sanz Casillas.- Si algo ha quedado claro de la ofensa a los católicos en las campanadas de Televisión Española es que la izquierda goza todavía de una superioridad moral envidiable. Sale Bolaños, sale Rita Maestre, y le dicen a los cristianos cómo de ofendidos se pueden sentir, de la misma forma que los racistas cuestionan el sufrimiento de Vinicius cuando le hacen el gesto del gorila. Si yo nunca debería dudar del sufrimiento de un extranjero (pues ni soy negro si soy extranjero), ¿qué hace Rita Maestre cuestionando la reacción de los católicos si ella no cree en Dios?
Vivimos en un país en el que no puedes decir que solo hay dos sexos, a pesar de la abundante evidencia científica que hay al respecto, porque si lo haces te llamarán «transfobo». Tampoco puedes asegurar que es preferible vivir con cinco kilos menos que con cinco kilos más, porque te acusarán de ser un «gordófobo», a pesar de que también está probado que el sobrepeso está detrás de enfermedades como la hipertensión, la diabetes o el cáncer. A mayores, ni se te ocurra decir que prefieres un modelo de familia tradicional porque te parece más completo y sobre todo más diverso que cualquier otro, pues te dirán «homófobo».
Sin embargo, y pese al agravio que todo esto supone, lo ocurrido en Nochevieja no deja de ser una maniobra de distracción perfecta. Un timo de la estampita que nos hace olvidar que estamos viviendo un retroceso democrático sin precedentes, que la vida pública se ha deteriorado y que estamos sin presupuestos y sin otro plan de futuro que recordar el 50º aniversario de la muerte de Franco. La estrategia de la polarización sigue su curso, como cuando mandamos a Eurovisión una canción titulada Zorra y Sánchez dijo de los que nos parecía una propuesta ridícula que preferíamos llevar el Cara al sol.
Desde hace dos días pagamos más por la tasa de basura, lo que supondrá un desembolso de hasta 200 euros por hogar. Desde Nochevieja, si bajas al mercado, verás que ha vuelto a subir el IVA de la fruta, la leche o los huevos. Cuando acabe el mes, puede que notes la subida del IRPF (que cobras menos, vaya) y que la factura del gas viene bastante gorda. La estampita y la vaca del Grand Prix nos distrae, por resumirlo mucho, de que tenemos por presidente a un teleñeco, un hombre que se comprometió a traer a Puigdemont de vuelta y no solo no lo ha cumplido, sino que va a ser él quien vaya a su refugio extranjero para hincar rodilla.