Las campanadas de la tv sanchista
La tradicional transmisión televisiva de las Campanadas de la Puerta del Sol de Madrid, que marcan el final de un año y el comienzo de otro, se ha convertido este año en un ring para conseguir la victoria en la batalla de la audiencia por las diferentes cadenas.
La 1 se ha convertido en la televisión del régimen sanchista, ya oficializada cuando el nuevo Consejo del ente público, previa la reforma legal para la ocasión, con una espectacular subida retributiva, fue elegido por el Congreso de los Diputados en una vergonzosa sesión con medio hemiciclo vacío, y que no fue aplazada pese a que la DANA ya se encontraba de dramática actualidad.
Conviene recordar que el pleno ordinario de esa jornada del 30 de octubre había sido suspendido en señal de duelo, pero esa elección no podía esperar y el duelo por la tragedia sí que podía: un claro ejemplo de los valores sanchistas. En línea con ellos, su retransmisión de las campanadas de medianoche apostó fuerte para intentar destronar a la líder de audiencia con Cristina Pedroche de protagonista en A-3. Broncano, convertido en el sosias del sanchismo televisivo, fue el artista invitado junto a LalaChus, una rebosante actriz carente de gracia, y que la suya de la jornada fue presentar como «su estampa favorita» una del Sagrado Corazón de Jesús con la cara de la vaca, icono del programa Grand Prix.
Al margen de que no ofende quien quiere sino quien puede, y de que podía haber puesto su rostro en lugar del de la simpática vaca, lo sucedido pone de manifiesto que Sánchez no tiene suficiente con declararse ateo, sino que necesita burlarse de los sentimientos de millones de españoles.
Su triministro de Estado –de los tres poderes, ejecutivo, legislativo y judicial– salió a la palestra pública cuando en las redes afloraron las críticas por ese hecho. Su X le retrata: «Día 1 y primer intento de los ultras de amedrentar». Ese era el encabezado para anunciar la reforma del delito de ofensas religiosas para garantizar la libertad de expresión y creación, una medida del «Plan de Acción por la Democracia». Es el concepto de la democracia sanchista cuya calidad es proporcional a la libertad para ofender a los sentimientos y creencias de los católicos. Aunque algo han avanzado, porque sus admirados democráticos y progresistas milicianos lo primero que hicieron en julio de 1936 fue fusilar y dinamitar después el monumento al Sagrado Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles. Y asesinar al grupo de cinco jóvenes de Acción Católica que lo protegían. «Memoria de la verdad histórica» para Felixín Bolaños y su jefe.