Lo de Lalachus y lo de Barbigoña
Edurne Uriarte.- Dice una amiga mía que vamos hacia la extinción. Es su habitual reflexión tras el repaso de actitudes y comportamientos varios de nuestra sociedad. Y yo que soy optimista por naturaleza he de reconocer que tiene algo de razón. Que a ver quién puede negar la amenaza de la extinción neuronal tras ver los shows de las campanadas de fin de año. Una extinción neuronal que es especialmente trágica para nosotras las mujeres que luchamos por la igualdad y nos encontramos con que la evolución de la especie eran Pedroche y Lalachus, la reina del striptease y la reina de la vulgaridad. Los dos nuevos referentes de las mujeres según la izquierda gobernante.
La progresista Pedroche, que dijo en su día que para ella el PP son las mujeres que llevan perlas, que no las soporta y que son «pijas malas», enseña a las chicas que para feminismo avanzado el suyo, hacerse millonaria desnudándose. Pero que no puedes juzgar el cuerpo de una mujer, que eso es reaccionario, aunque ella viva de hacer espectáculo de cada centímetro de ese cuerpo. Lo mismo que es reaccionario juzgar el cuerpo de Lalachus, pues el feminismo de la izquierda ha logrado que no se pueda llamar gordo a un gordo, pero que puedas llamar de todo a las mujeres de derechas o a los católicos. A esto se refiere mi amiga con su teoría de la extinción.
Y ahí tenemos a Lalachus y a Broncano presumiendo de improvisación y naturalidad, pero ejecutando un elaboradísimo show en el que habían diseñado una calculada ofensa a los católicos. Para causar el revuelo correspondiente y ayudar al Gobierno en su campaña sobre la amenaza de Franco y los ultras del catolicismo. Le faltó tiempo a Bolaños para salir en apoyo a una ofensa perfectamente coordinada.
Una operación que muchos han preferido no comentar para no alimentar la estrategia de Bolaños y del Gobierno. Pero que no solo plantea contradicciones brutales sobre la libertad de expresión como para hacer que no la hemos visto, sino que es parte de esa batalla cultural que la izquierda gana siempre por incomparecencia de la derecha. Que no debe callar ante este progresismo tan partidario de la libertad de expresión para ofender a los católicos o a las mujeres de derechas y tan proclive a perseguir las ofensas a los gordos o a la esposa de Pedro Sánchez. Porque justamente tres días antes de lo de Lalachus, el PSOE pidió que se expedientara al juez Ruiz de Lara por llamar Barbigoña a Begoña Gómez. Eso sí que es grave, dice la izquierda. Ofender a millones de católicos es progresista y ofender a Begoña Gómez es reaccionario.
De ahí que Lalachus sea muy valiente contra los católicos, pero que no se le pase por la cabeza hacer bromitas con Barbigoña. Y mucho menos con el islam, como tantos han recordado oportunamente en las últimas horas. ¿O es que va a salir Bolaños a defender las ofensas a los musulmanes como libertad de expresión y llamando ultras a quienes las cuestionen? Para quienes desprecian este debate como una maniobra de distracción del Gobierno, no, es mucho más que eso, es una operación de provocación y ataque a los valores de millones de ciudadanos tachados de ultras. Ignorarlo es minusvalorarlo, o darlo por bueno, una vez más.