Lalachus Hebdo
Eduardo de Rivas.- El Gordo salió pronto este año. No tardamos ni diez segundos de 2025 para tener la primera polémica absurda en la televisión pública a costa de nuestros impuestos. El 21 % de IVA que pagamos desde el 1 de enero por un bien claramente de lujo como es la electricidad contribuyó a que una humorista sin gracia le faltara al respeto a los millones de católicos que hay en este país.
A falta de ingenio para hacer reír, siempre es fácil recurrir a la blasfemia contra los católicos, que tampoco tendrá gracia, pero está bien visto entre una parte de la sociedad. Si en vez de una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, a Lalachus se le hubiera ocurrido vestir a la vaquilla del Grand Prix con una túnica, un turbante y la barba de Bin Laden, a lo mejor el chiste no habría sido tan gracioso. Hablo en condicional, claro, porque es un tema que no se atreven a tocar. Que se lo digan a los dibujantes de Charlie Hebdo, que el martes celebrarán el décimo aniversario de su trágico atentado.
No tardó el Gobierno en salir en defensa de su elegida para las campanadas. El todoministro Bolaños, de vacaciones desde la previa de Nochebuena, salió al paso el día de Año Nuevo para recordar que el Ejecutivo impulsará en 2025 la despenalización del delito de ofensas religiosas. Vamos, que a partir de ahora, si sale adelante la propuesta —a los socios de Sánchez les gusta más la idea incluso que a él—, se perseguirán los delitos de odio y las ofensas contra alguien por su raza o su condición sexual, pero no por sus creencias religiosas. Habrá que ver qué se inventan para defender al colectivo musulmán, porque por el católico no moverán un dedo.