La jeta del hermano de Sánchez
Jorge Sanz Casillas.- El tiempo dirá si el hermano de Pedro Sánchez es culpable de algunos de los delitos que se le imputan. El tiempo… o Cándido Conde-Pumpido, claro está, ahora que lo han convertido en el juez último de los manejos que rodean al Partido Socialista. Pero pase lo que pase, podemos afirmar desde esta misma tarde que el hermano del presidente del Gobierno es un corrupto. Y me vale cualquiera de las dos definiciones que alberga el diccionario. David Sánchez es un corrupto porque ha viciado su conducta hasta el punto de reconocer que no se sabe ni la dirección de la oficina que presuntamente dirige.
David Sánchez Pérez-Castejón, alias David Azagra, músico de profesión, cobra por lo que sea que haga unos 55.000 euros brutos al año, que es un 104 % más (el doble, vaya) de lo que percibe un español medio. Y los cobra, para más señas, de ti y de mí, querido lector. Convendrás conmigo en que es una cantidad suficiente como para al menos saber dónde trabajas. O por lo menos para fingir un mínimo de interés por las instituciones que te dan de comer.
De la declaración del hermanísimo hay otros dos pasajes que resultan cómicos, como que encontró la oferta de trabajo a través de internet o que no recuerda cómo fue la entrevista que mantuvo con una diputada provincial del PSOE antes de asumir el cargo. La amnesia de momento no es delito, pero la libertad de David Sánchez para hacerse el loco es la misma que me ampara a mí para decir que tiene un rostro de aquí a Elvas. Y los primeros indignados deberían ser aquellos funcionarios que, además de saber donde trabajan, dan lo mejor de sí. Porque ese es otro debate de nuestro tiempo: hemos normalizado que el empleado público, que cobra de media un 25 % más que aquellos que vivimos del sector privado, teletrabaje o fiche y se vaya a resayunar (acción y efecto de desayunar por segunda vez) y que aquí no pase nada. Hemos normalizado la ley del mínimo esfuerzo y eso ha permeado en la España de hoy, que prefiere cazar una oposición antes que lanzarse al mercado. No te digo nada sobre emprender o hacerse autónomo.
Urge desperonizar España, dejar de fingir que el dinero no es de nadie y que todas estas cositas son «el chocolate del loro». Urge abrir el melón de cómo nos organizamos como país. En una provincia cualquiera te puedes encontrar ayuntamiento, diputación, delegación del gobierno, delegación de la junta o de la comunidad autónoma correspondiente… Pero luego somos incapaces de avisar a la gente de que está subiendo el cauce del río. Si las instituciones van a ser una cueva de Alí Babá donde la gente marea papeles de 9 a 14 o, en el peor de los casos, se coloca a los hermanos ‘artistas’ de los políticos, yo prefiero cerrarlas hasta nueva orden.