Respirar por el ano es posible: unos científicos han ganado un Nobel de broma por este hallazgo insólito
AS.- Si te dijeran que respirar por el ano es posible, seguramente pensarías que se trata de una broma escatológica o de mal gusto, ¿verdad? Pues no es así; en 2021, un grupo de investigadores liderados por Takanori Takebe demostraron que los mamíferos pueden absorber oxígeno mediante los intestinos, por lo que, a todos los efectos, es posible respirar por el ano, aunque de manera limitada. Gracias a este peculiaz hallazgo, Takebe y su equipo recibieron en 2024 el “Ig Nobel de Medicina”, un premio Nobel de broma que destaca tanto lo inusual de su conclusión como las potenciales aplicaciones que puede tener en seres humanos.
El pasado mes de septiembre de 2024, el medio Kyodo News destacaba que un grupo conjunto de investigadores de origen japonés y estadounidense recibían el “Ig Nobel de Medicina”, un Nobel de broma, gracias a su peculiar descubrimiento: en 2021 publicaron un estudio que demostraba que los mamíferos pueden respirar por el ano absorbiendo oxígeno a través de los intestinos.
Al recoger el “premio”, el director de la investigación, Takanori Takebe, gastroenterólogo del Hospital Infantil de Cincinnati (Estados Unidos) y también profesor de la Universidad Médica y Dental de Tokio, declaró lo siguiente: “Espero que este hallazgo sirva para que algún día las personas con problemas respiratorios puedan recibir este tratamiento”.
Los Premios Ig Nobel son un divertido certamen de carácter anual organizado por la revista de humor y ciencia ‘Annals of Improbable Research’, en el que se premian hallazgos que, por lo insólito de su propuesta, hacen reír a la gente, pero también les hace reflexionar sobre los aspectos de la ciencia y la comunidad científica más inhóspitos. El equipo de Takebe aceptó de buen grado acudir a esta ceremonia para recibir este reconocimiento no oficial.
“De manera natural, los pulmones de algunas personas no funcionan correctamente, especialmente cuando son recién nacidos. Espero que esta investigación pueda crecer hasta convertirse en un tratamiento efectivo para todos aquellos pacientes para los que la respiración artificial no es suficiente”, sentenciaba Takebe.
Este curioso galardón resalta lo insólito de la propuesta presentada por el equipo de Takebe, pero también sirve de reflexión sobre cómo los descubrimientos más extraños pueden tener aplicaciones médicas relevantes. Si bien el “Ig Nobel de Medicina” es un reconocimiento humorístico, la declaración de Takebe refleja la seriedad y el potencial de su investigación. Para comprender mejor la magnitud de este hallazgo, es necesario adentrarse en los detalles del estudio que sorprendió al mundo en 2021, donde se demostró que los mamíferos pueden absorber oxígeno a través de sus intestinos.
¿Cómo se determinó si era posible que algunos mamíferos respiren por el ano?
Aunque la mayoría de los mamíferos respiran por la nariz y la boca, y distribuyen el oxígeno inhalado al resto del cuerpo mediante los pulmones, ciertos animales acuáticos, como los holoturoideos —conocidos comúnmente como “pepinos de mar”—, tienen la capacidad de respirar a través de sus intestinos. Dado que los intestinos de los seres humanos poseen la capacidad de absorber medicamentos, Takanori Takebe, gastroenterólogo de profesión, se preguntó si los intestinos de los mamíferos pueden absorber oxígeno y que este se distribuya hacia el torrente sanguíneo.
Los resultados de esta peculiar investigación fueron publicados en 2021 en la revista Science. A grandes rasgos, en varios experimentos en los que se utilizaron ratones de laboratorio y cerdos, a varios de estos animales se les indujo hipoxia —un déficit de oxígeno en el organismo— al tiempo que se les administraba vía rectal diferentes sustancias como oxígeno puro a presión y perfluorocarbonos, sustancias con altas concentraciones de oxígeno y que a menudo se utilizan como sustitutos para la sangre en ciertas operaciones quirúrgicas.
La conclusión del estudio es que alrededor del 75% de los animales sometidos a este “tratamiento” sobrevivieron al experimento de una hora de duración, y la cantidad de oxígeno en sangre aumentó en alrededor de un 15%, suficiente para paliar los síntomas de la hipoxia. Debido a la absorción parcial del oxígeno a través de los intestinos, esto permitió que pudieran recuperar su temperatura corporal y el color de su piel en cuestión de minutos.
Este hallazgo pone de manifiesto que, pese a lo inusual del tratamiento, puede tener aplicaciones útiles en seres humanos una vez que se haya testado de forma segura en pacientes de prueba. Según Takebe, inyectar fluidos cargados de oxígeno en los pacientes vía rectal podría salvar vidas cuando no hay medios disponibles que ayuden a la respiración artificial, como ha sucedido durante la pandemia global de COVID-19.
Investigadores y profesionales de otras ramas escépticos con el resultado de este estudio consideran que, pese a su utilidad limitada, hay grandes riesgos potenciales para los pacientes. Markus Bosmann, neumólogo en la Universidad de Medicina de Boston, considera que deberían compararse los resultados de manera directa con técnicas y mecanismos como la respiración artificial para tener unos datos más claros que demuestren la efectividad de este tratamiento. Por otro lado, Sean Colgan, gastroenterólogo de la Universidad de Colorado, afirma que si este método se llega a utilizar alguna vez con pacientes humanos, tendría que ser durante períodos de tiempo muy reducidos, puesto que el oxígeno administrado podría matar los microbios de los intestinos cuya función es ayudar a absorber los nutrientes, provocando patologías adicionales.
Este curioso hallazgo ha generado tanto interés como escepticismo en la comunidad científica, pero no cabe duda de que ha marcado un hito en el campo de la investigación sobre respiración y absorción de oxígeno por parte de los mamíferos. Aunque aún queda mucho por investigar y demostrar, el equipo liderado por Takanori Takebe ya ha obtenido reconocimiento no oficial en forma de un divertido “Nobel de broma”, que destaca tanto lo insólito como lo controvertido de sus experimentos. En cualquier caso, este descubrimiento abre nuevas puertas para la medicina y nos recuerda que la ciencia, a veces, puede traer soluciones tan inesperadas como inusuales.