Hace aproximadamente un año se produjo una filtración masiva de datos en Radiotelevisión Española que llegó a varias redacciones y que permitió que afloraran algunas verdades sorprendentes, por así decirlo. Allí figuraban contratos como el que firmó la corporación con José Mota para producir el especial de Nochevieja de 2022, que ascendió a 982.865 euros. Unas semanas antes, le había caído en gracia otro de 2,1 millones de euros para realizar otro programa.

Entre los aspectos más significativos de esa enorme hoja de Excel se encontraba el relativo al acuerdo al que había llegado Silvia Intxaurrondo con RTVE para presentar La hora de la 1 entre septiembre de 2023 y el mismo mes de 2025. Ascendía a 537.514 euros por los dos ejercicios y contemplaba la conducción y co-dirección de ese magacín informativo. El expediente del contrato se inició el 17 de julio de 2023, según este documento. Es decir, tan sólo unos días antes de las elecciones generales, en las que varias encuestas -equivocadas- vaticinaban que el PP y Vox podían conseguir el resultado necesario para formar gobierno. Ese día, el 17, Intxaurrondo entrevistó a Núñez Feijóo en su programa y fue especialmente incisiva. Nada que decir al respecto. A los políticos hay que apretarles y retratarles, si es necesario. A todos. No sólo a Feijóo, claro.

El diario El Mundo publicó el 4 de marzo de 2024 una información titulada: “RTVE renovó a Silvia Intxaurrondo por 537.000 euros el mismo día de su dura entrevista a Alberto Núñez Feijóo”. Intxaurrondo negó la veracidad de la información entonces. Dijo que el contrató se firmó en agosto y que los emolumentos a los que hacía referencia la pieza periodística no eran ciertos. La cabecera de Unidad Editorial incluyó en su artículo el matiz de la fecha y publicó uno nuevo a los tres días, con detalles adicionales. En ese tiempo, la periodista Esther Mucientes contactó con la pareja de Intxaurrondo e intentó recabar la versión de la presentadora sin mucho éxito. El hombre no le dio permiso para ello.

Conviene subrayar que los datos que publicó Mucientes proceden de un documento interno de RTVE. No había inventado nada. La corporación no desmintió su contenido.

Intxaurrondo envió posteriormente un escrito de rectificación a El Mundo -fechado el 11 de marzo- que su director, Joaquín Manso, se negó a publicar, al considerar que lo publicado era cierto y que ya se había dado a Intxaurrondo la posibilidad de ofrecer su versión, el día 7, pero ella se había negado. Ante esta circunstancia, la periodista demandó al periódico para exigir la publicación del contenido del burofax y, hace unos días, el juzgado de primera instancia ha desestimado sus pretensiones y la ha condenado a abonar las costas judiciales.

Mentirijillas y medias verdades
A la vista del resultado del juicio, el diario publicó una noticia titulada así: “Demoledora sentencia contra Silvia Intxaurrondo: pierde la demanda contra El Mundo por las informaciones sobre su salario y contrato y es condenada a pagar las costas”. La periodista de RTVE se negó a aceptar la ”realidad judicial’ y difundió un mensaje en el que hacía ver que la jueza le había dado la razón. Ella “no yo, afirma que El Mundo ha rectificado, completado, corregido y aclarado su información (…) y, por ello, no admite lo que ella considera una nueva rectificación”, decía el texto.

Cabría preguntarse, en estas circunstancias, el porqué Inxtaurrondo decidió enviar el escrito de rectificación y demandar una vez se modificó la información -y reitero, la juez no cuestiona ni la fecha ni las cifras, ni siquiera la expresidenta de RTVE, Elena Sánchez, cuando en una pregunta parlamentaria le preguntaron por los números de su contrato-; o el motivo por el cual ahora intenta confundir a su parroquia para hacer ver que el juzgado le ha dado la razón, cuando ha sido lo contrario, como prueba el que haya anunciado su intención de recurrir la sentencia.

Dirá usted, estimado lector, si esta capacidad de manipular y retorcer la exhibe también en su programa, donde, por cierto, algunos de sus colaboradores ya se han quejado en la casa por determinadas respuestas que han recibido al expresar sus puntos de vista discrepantes con alguna cuestión incómoda para el Gobierno. Dentro de Prado del Rey, reconocen estos días que esta cruzada judicial absurda les genera molestias. Entre otras cosas, porque existe la impresión de que Intxaurrondo pretende que RTVE la apoye de forma incondicional, mientras que dentro existen dudas más que fundadas al respecto.

Un tractor ocupa más espacio que un ser humano
Ella cuenta una versión manipulada y falseada a su audiencia en las redes sociales porque -entiendo- sabe que cuela. Esto no es difícil en esta España polarizada, en la que un nutrido grupo de periodistas, activistas y tertulianos colaboran día a día con la estrategia del Gobierno de sumir a la sociedad en una especie de estado de percepción alterada y negación de la realidad del que algún día despertarán. ¿Lo hace también en su programa? Recuerdo que hace un año, durante la manifestación de los agricultores, sugirió que los tractores ocupan más espacio que los manifestantes contra los recortes de la sanidad pública madrileña.

El pasado 10 de octubre, mientras los medios desgranaban el contenido del último informe de la UCO sobre la ‘trama Koldo’, se descolgó en sus redes con una referencia al ‘caso Neurona’, que en Podemos ponen siempre de ejemplo sobre las malas artes de la ‘cloaca mediática y judicial’, que es la que inventa casos de corrupción inexistentes para intentar destruir a sus adversarios políticos.

Lo importante para toda esta tropa periodística gubernamental no es contar la verdad o aproximarse a ella, sino ayudar al Gobierno a ganar la dichosa batalla del relato. Esta estrategia cuela entre una parte importante de los ciudadanos y, claro, hace mella en los informadores valientes, como la propia Mucientes. También en la reputación de los medios atacados. El Mundo ha anunciado que sopesa demandar a Intxaurrondo por una presunta vulneración de su derecho al honor. En paralelo, se plantea tomar medidas legales contra uno de esos energúmenos, mitad periodista, mitad activista (o 10 – 90%), por haber acusado a la redactora en sus redes sociales de ofrecer un falso testimonio durante el juicio. Le conmina a que elimine sus tuits.

Afirmaba José Miguel Contreras estos días que la balanza está desequilibrada en España, dado que existen más medios a la derecha que a la izquierda. Esa afirmación no es cierta, pero ya la recogía Pedro Sánchez en su último libro, Tierra firme.

Tienes que saber, querido lector, que esa afirmación es la que han utilizado Moncloa y su nobleza (rica) mediática para emprender una batalla sin cuartel contra la prensa crítica y para mimar de diferentes formas a la que le canta sus alabanzas, que no es pequeña, ni mucho menos, pero a la que les conviene definir como ‘cautiva y desarmada’. Sólo así podrán legitimar el reparto sesgado de publicidad de empresas públicas, la partida de 124 millones de euros de subvenciones para la digitalización del sector… o la apertura de un nuevo canal de televisión, que Contreras quiere para Prisa.

Hace falta que las Intxaurrondo sigan en la televisión pública con su sonsonete. Es clave.