La encuesta de GAD3
Luis María Anson (Reproducido) .- Al margen de los entusiasmos tantas veces desquiciados de Tezanos, las encuestas serias caen como losas sobre el palacio de la Moncloa y exasperan al César con alpargatas. El diario ABC publica el último sondeo de GAD3, institución que, al margen de errores circunstanciales, ha acertado en muy varias y diferentes situaciones.
Si se celebraran elecciones generales hoy, el Partido Popular se alzaría vencedor con 151 escaños y el PSOE quedaría reducido a 109. Tal vez no sean estas cifras las más significativas de la encuesta. La crecida de VOX hasta los 44 escaños otorgaría al centro derecha un mínimo de 195 diputados. Y si sumamos a esta cifra los que obtendrían Coalición Canaria, el PNV y Junts, todos ellos en el área liberal conservadora, la mayoría absoluta centroderechista se instalará en los 210 diputados. La opinión pública tarda en informarse, pero en España un sector de ella ha llegado a la misma conclusión que la inolvidable Margaret Thatcher: «El socialismo convierte a los ricos en pobres; a los pobres en miserables y a los gobernantes socialistas en millonarios».
La última encuesta del GAD3, en fin, mejora el resultado de Junts que, además de derrotar a su gran rival ERC, consigue 8 escaños. Eso significa que los herederos de Convergencia pueden mirar las elecciones generales con optimismo, haciendo viable una moción de censura. Porque Pedro Sánchez no va a convocar elecciones generales, ni siquiera si el cerco judicial le somete a una presión agobiante.
Para que la moción de censura se ponga en marcha, Feijóo debe renunciar a encabezarla como candidato a la presidencia. El PP, Vox y Junts tendrían que ponerse de acuerdo en un presidente independiente que se comprometa a la inmediata convocatoria de elecciones generales. Y que el pueblo decida. Ese presidente circunstancial podrá ser un juez de relieve o un sindicalista prestigioso como Nicolás Redondo Terreros. Los agradaores se equivocan al ensalzar a Alberto Núñez Feijóo en los altares de Génova. De lo que se trata es de que tenga conciencia clara de la realidad política. Si el líder popular quiere ser presidente del Gobierno deberá jugarse el tipo en elecciones generales. Como la democracia manda.