Mandar y obedecer
Vicente Vallés.- La noche electoral de 2023, Pedro Sánchez salió a las puertas de la sede socialista de Ferraz para asegurar ante sus compañeros de partido que, aunque habían perdido las elecciones (dato que no reconoció), «somos muchos más». Como la política es matemática, para que a Sánchez le salieran esas cuentas y fueran más, era imprescindible meter a Junts en el grupo de partidos que ya apoyaron al PSOE en la anterior legislatura. Y así fue, amnistía mediante. Pero el experimento da poco más de sí.
Pasados quince meses desde la investidura, la legislatura ha derivado en un proceso inevitable de ingobernabilidad, cargado de graves problemas de decoro, que ya tuvo sus primeros episodios el año pasado cuando el presidente pretendió desafiar a la oposición y a sus propios socios escurridizos, asegurando ante el Comité Federal del PSOE que «hay gobierno para rato», porque gobernaría «con o sin el apoyo del poder legislativo».
Como la realidad es tozuda y aún funciona –mejor o peor– nuestro sistema democrático, sin una mayoría en el legislativo, el ejecutivo no puede gobernar. Lo que sí puede, y Sánchez lo hace mucho, es mandar y obedecer. Manda cuando cambia a voluntad a presidentes de compañías muy importantes, porque para eso no necesita la aprobación del Parlamento, y le sirve con llamar a Moncloa al alto directivo al que pretende descabalgar de su cargo, dejarlo en manos de un miembro de su gabinete (ni siquiera lo recibe el propio presidente) y al día siguiente ya está el asunto resuelto. Es lo que llaman poder. De eso sí le quedan reservas a Sánchez y las utiliza sin pudor ni piedad.
Pero también obedece. Lo hace ante un prófugo de la justicia, capaz de hacer hincar la rodilla al presidente, que pasa de asegurar que «no se puede trocear el decreto» que incluye las pensiones a, solo veinticuatro horas después, trocear el decreto «porque este Gobierno suda la camiseta» y tal y tal. Patada a seguir, que dicen en el rugby. Sánchez, el que manda a unos y obedece a otro, suma un día más en Moncloa. Es de lo que se trata. Como sea.