La política de inmigración de EEUU para los menores enfrenta graves problemas: miles de niños no acompañados son víctimas de explotación y abusos.

Testimonios de expertos y exfuncionarios revelan fallos sistémicos, como la falta de supervisión a cuidadores y casos de abusos en centros de acogida, planteando dudas sobre quién garantiza su seguridad.

Legisladores y activistas demócratas critican las medidas de Trump contra la inmigración, acusándolo de falta de empatía. Sin embargo, las políticas de sus predecesores tampoco mostraron compasión, perdiendo el rastro de miles de niños migrantes y facilitaron el abuso sistemático por parte de criminales.

Investigadores y denunciantes han documentado durante años los riesgos que enfrentan los menores inmigrantes ilegales, como trabajos forzados, explotación sexual y el “reciclaje” por traficantes para facilitar la entrada de adultos a EEUU.

Los abusos documentados han sido rampantes, e incluyen:

– Drogado de niños: Menores drogados durante el tránsito hacia la frontera para evitar que confirmen si los adultos que los acompañan son familiares.

– Niños abandonados: Menores de hasta dos años dejados solos en la frontera con trozos de papel con información de contacto de tutores, supuestamente en EEUU.

– Tráfico infantil: Testimonios de denunciantes del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (HHS) y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) revelan una “asociación público-privada” entre funcionarios de Biden y los carteles, que facilitan el tráfico de niños, incluso con fines sexuales.

– Financiación cuestionable: La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ONGs acusadas de gastar 797 millones de dólares en Guatemala, convirtiéndola en un centro de secuestro infantil.

– Falta de seguimiento: Informes del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (DHS) destacan que más de 32.000 menores no acompañados liberados no se presentaron a audiencias de inmigración entre 2019 y 2024.

– Pérdida de contacto: Más de 85.000 menores no acompañados perdidos entre 2021-2023 y 290.000 liberados sin orden de comparecencia.

– Abusos en refugios: Empresas privadas, que recibieron 6.900 millones de dólares al año, están acusadas de abuso sexual sistemático en refugios.

– Explotación laboral: Investigaciones de The New York Times revelan que niños bajo tutelaje realizan trabajos peligrosos para pagar deudas a tutores abusivos.

– Testimonios en el Congreso: Denunciantes del HHS, la CBP y expertos en trata expusieron cómo la Administración ignoró la explotación de niños por bandas, incluyendo el tráfico sexual y trabajos forzados.

“La extracción de órganos es real”, aseguró el agente de patrulla retirado J.J. Carrell ante un conmocionado panel del Subcomité de Seguridad Fronteriza y Cumplimiento de la Ley de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes.
“Este Gobierno federal está trayendo niños perdidos, mutilados sexualmente, violados, asesinados, y luego nos escandalizamos o nos horrorizamos de que pueda haber extracción de órganos. He entrevistado a muchas personas y les he preguntado si se trata de una anomalía, de un caso aislado. No. Es algo generalizado y crece día a día”, declaró Carrell.

La Administración Biden ni siquiera ha tratado de disimular la oscura orientación de algunas de sus directivas relacionadas con la inmigración en lo que se refiere a los menores. En mayo de 2024, el Departamento de Justicia decidió rescindir parcialmente el Acuerdo Flores, que preveía una supervisión judicial limitada para los menores no acompañados bajo custodia del HHS.

El acuerdo fue firmado en 1997 tras duras batallas legales con el propósito explícito de abordar las denuncias de maltrato generalizado de los niños migrantes que entraban en Estados Unidos desde la década de 1980.

En medio de revelaciones condenatorias y escándalos en torno a redes de élite dedicadas a la pedofilia, la prostitución infantil y el tráfico de menores, dirigidas por figuras odiosas como Jeffrey Epstein, mientras las autoridades se pasaban años mirando hacia otro lado, ¿es conspirativo preguntarse por qué el Gobierno estadounidense facilitó políticas aparentemente diseñadas de forma deliberada para dar lugar a tantos niños migrantes “perdidos”?