Todo es un enigma
Trump debe ser el único líder del planeta que no merece el beneficio de aguardar sus primeros cien días de gobierno para comenzar a valorar su gestión. Desde el primer día, la gestión de Trump fue escrutada con el sectarismo carroñero acostumbrado por la mafia zurda.
Esperemos los 100 días e iremos viendo, pero sin poner demasiado corazón. Trump no es un mesías, aunque la falta de esperanza y la necesidad de creer en salvadores nos lleve a veces a considerarlo. Trump no es solo él; es un proyecto, una marca, y solo conocemos una mínima parte de su ambicioso plan. De momento, está obligando a Europa a ponerse las pilas, que era uno de sus objetivos. Pero lo más importante está por ver, y es un enigma.
Todo hoy es un enigma. La geopolítica es un juego y el mundo un tablero, pero con gente de verdad. Y la guerra es otro videojuego macabro, pero con sangre también de verdad. A pesar de todo, yo sigo esperanzado, aunque me equivoque. Si es así me perdonaré por haber defendido lo que consideré más idóneo para el mundo en este momento. Dicho lo cual, he aquí la pregunta del millón: ¿Quiénes están moviendo los hilos del poder en la sombra, incluida la elección del próximo papa?