Assassin’s Creed Shadows mostró cómo se dinamita una saga por llenarla de locuras woke
Oriana Rivas.- Finalmente Assassin’s Creed Shadows vio la luz. El videojuego, que forma parte de la reconocida franquicia —la cual también incluye películas, cortometrajes y libros— padeció retrasos y protestas en contra de su creación. En el medio, su desarrollador, Ubisoft, originario de Francia, buscó salvarse de la crónica de un desastre anunciado. Sin embargo, no lo está logrando. A pesar de haberse lanzado este 20 de marzo, el nuevo videojuego parece ir por un camino en picada y sin retorno.
Y es que Assassin’s Creed Shadows, ambientado en el Japón feudal, se arrodilló sin disimulos ante la agenda ideológica progresista. Es posible que por eso Steam, plataforma de distribución digital de videojuegos, registre durante la redacción de esta nota alrededor de 39000 personas jugándolo al mismo tiempo. La cifra es minúscula si se menciona que los lanzamientos tienden a rondar los 200.000 a 400.000 simultáneos en la plataforma, de acuerdo con una fuente cercana especializada en videojuegos.
La comparación se vuelve aún más preocupante al mencionar que Baldur’s Gate III, título lanzado hace dos años, estuvo con al menos unos 60000 jugadores en línea, en el día de este estreno.
¿Por qué ocurre tal desastre? La responsable es la ideología de raza y género, por incorporar entre sus protagonistas al samurái negro Yasuke de quien hay poca y nada evidencia histórica sobre su existencia. Hasta hace poco una campaña para cancelarlo reunió casi 100.000 firmas, calificándolo de “grave insulto a la cultura japonesa” y de “falta de precisión histórica”. A esto se suma la opción de añadir romances entre Yasuke y un personaje “no binario” llamado Ibuki o con otro hombre apodado como Hori Hidemasa.
La oscura conexión con Sweet Baby Inc.
“Románticamente, [los protagonistas de Assassin’s Creed: Shadows] también atraerán y se sentirán atraídos por diferentes tipos de personas. A través de la pareja, los jugadores podrán experimentar una multitud de relaciones”, admitió Ubisoft el año pasado. Desde entonces los ánimos se caldearon entre jugadores que rechazan ser sometidos a tales preceptos ideológicos.
Aquí es donde sale a relucir un artículo del The New York Times titulado “The Fight Over a Black Samurai in Assassin’s Creed Shadows” (“La lucha por un samurái negro en Assassin’s Creed Shadows”), que para aplacar las críticas en 2024 citó a Kazuma Hashimoto, un consultor y traductor japonés en la industria de los videojuegos. Dijo que la recepción del adelanto del videojuego fue mayoritariamente positiva en Japón. “Fue la gente en Occidente la que estaba molesta por ver a Yasuke como un samurái”, agregó.
Por si no fuera suficiente, recurren a Yu Hirayama, historiador de la Universidad de Ciencias de la Salud de Japón, para quien a pesar de haber “pocos documentos históricos sobre él [Yasuke]”, no cabe duda “de que era un ‘samurái’”. Aún así la realidad es otra y esconde oscuras conexiones, en el caso de Kazuma Hashimoto, su perfil de LinkedIn revela que entre febrero de 2020 y abril de 2023, participó en el diseño narrativo para la empresa de consultoría Sweet Baby Inc., conocida por forzar a los estudios a cubrir cuotas de inclusión y censurar aquello que les parece ofensivo. Es conocida por haber presionado para cambiar la narrativa del famoso videojuego Black Myth Wukong.
Fuerte reclamo del gobierno japonés contra Assassin’s Creed Shadows
De manera que mientras empresas de entrenamiento como Disney o Netflix comprueban que la inclusión forzada no les ha servido para reportar mayores ganancias, en el mundo de los videojuegos parecen apenas estar percatándose de esto. Elon Musk, CEO de Tesla y X, lo advirtió el año pasado cuando Ubisoft lanzó el adelanto de Assassin’s Creed Shadows. En un mensaje de la plataforma aseguró que el “DEI mata el arte” (DEI por las siglas en inglés de equidad, diversidad e inclusión).
Las molestias llegan también a la política ya que Shigeru Ishiba, primer ministro de Japón, aseveró que “desfigurar un santuario está fuera de lugar: es un insulto a la propia nación”. Es que además, en Assassin’s Creed Shadows se pueden destruir lugares sagrados y atacar personajes que parecen sacerdotes. Eso provocó que a partir de este 20 de marzo Ubisoft tomara la decisión de eliminar la posibilidad al jugador de romper símbolos sagrados para Japón.