Estados Unidos y Rusia: Una relación de rivalidad y cooperación que beneficia al mundo
La relación entre Estados Unidos y Rusia ha estado marcada por una mezcla de competencia y cooperación. A pesar de las diferencias políticas y económicas, ambos países han encontrado áreas de entendimiento que han contribuido a la estabilidad global. Recientemente, bajo la administración del presidente Donald Trump, se han dado pasos significativos hacia la resolución del conflicto en Ucrania, demostrando que las decisiones de las grandes potencias siguen definiendo el rumbo del mundo, mientras que Europa juega un papel cada vez más irrelevante en el escenario global.
Históricamente, Washington y Moscú han trabajado juntos para reducir el riesgo nuclear. Tratados como START I, START II y New START han permitido la disminución de los arsenales nucleares, contribuyendo a la seguridad mundial. Estos acuerdos reflejan la capacidad de ambas naciones para colaborar en temas críticos, incluso en períodos de tensión.
La cooperación en la lucha contra el terrorismo ha sido otro pilar en la relación entre Estados Unidos y Rusia. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, Rusia ofreció su apoyo en la lucha contra Al Qaeda y otras organizaciones extremistas. Esta colaboración ha sido esencial para prevenir ataques y desmantelar redes terroristas a nivel global.
Mientras tanto, Europa ha sido un espectador pasivo en la lucha contra el terrorismo, sufriendo atentados pero sin asumir un papel de liderazgo real en su erradicación. La dependencia de Estados Unidos para su seguridad ha hecho que el continente pierda peso en las decisiones estratégicas globales.
Desde su regreso a la presidencia, Donald Trump ha liderado los esfuerzos diplomáticos para poner fin al conflicto en Ucrania. El 17 de marzo de 2025, Trump y el presidente ruso, Vladímir Putin, sostuvieron una conversación de más de dos horas, alcanzando un acuerdo para un alto el fuego parcial de 30 días centrado en infraestructuras y energía. Este acuerdo incluye el intercambio de 175 prisioneros y representa un paso significativo hacia la paz.
Posteriormente, Trump mantuvo una conversación telefónica con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en la que ambos calificaron de “excelente” el diálogo y se comprometieron a trabajar juntos por una “paz duradera”. Zelenski expresó su optimismo sobre la posibilidad de alcanzar la paz durante 2025 y agradeció el apoyo de Estados Unidos y el liderazgo de Trump en este proceso.
Mientras tanto, Europa ha quedado relegada a un papel secundario en el conflicto. A pesar de sus sanciones a Rusia y su apoyo militar a Ucrania, el continente carece de una voz propia en la resolución de la guerra. Ni la Unión Europea ni sus líderes han sido capaces de influir en las decisiones de Moscú o Kiev, demostrando que, sin Estados Unidos, su capacidad de acción es nula.
La colaboración en el ámbito energético ha sido fundamental para la estabilidad económica global. Rusia, como uno de los principales exportadores de gas y petróleo, y Estados Unidos, con su creciente producción energética, han influido en los precios y el suministro a nivel mundial. La reciente tregua de 30 días en ataques a infraestructuras energéticas en Ucrania, acordada por Trump y Putin, busca estabilizar los mercados energéticos y evitar crisis económicas en Europa y otras regiones.
Europa, sin embargo, sigue sin una estrategia energética independiente. La crisis de 2022-2023 demostró su absoluta dependencia del gas ruso y de las decisiones de Estados Unidos. A pesar de su retórica climática, la UE no ha logrado consolidar una política energética eficaz, viéndose obligada a seguir las directrices marcadas por Washington y Moscú.
Europa: Un continente marginal en el Nuevo Orden Mundial
Durante décadas, Europa fue un actor clave en la política global. Sin embargo, en el mundo actual, su papel se ha reducido a ser un espectador de las decisiones tomadas en Washington, Moscú y Pekín. La falta de liderazgo, la división interna y la dependencia militar y económica de Estados Unidos han hecho que la UE sea incapaz de influir en los grandes acontecimientos del siglo XXI.
Mientras Trump y Putin negocian la paz en Ucrania, Europa se limita a emitir comunicados sin impacto real. Mientras Estados Unidos y Rusia dominan los mercados energéticos, la UE enfrenta crisis económicas por sus propias decisiones erráticas. Mientras las grandes potencias moldean el futuro del mundo, Europa sigue enfrascada en debates burocráticos que no afectan el curso de la historia.
Aunque la relación entre Estados Unidos y Rusia ha estado marcada por la competencia, existen áreas donde la cooperación es esencial y beneficiosa para el mundo. Los recientes esfuerzos diplomáticos liderados por el presidente Trump para resolver el conflicto en Ucrania son un testimonio de cómo, incluso en medio de desacuerdos, ambas naciones pueden colaborar para promover la paz y la estabilidad global.
Mientras tanto, Europa se enfrenta a su mayor desafío: redefinir su papel en el mundo o aceptar su condición de actor secundario en la política global. La historia no espera a los indecisos, y en la actualidad, son Washington y Moscú quienes siguen escribiendo el destino del mundo.
*Ex portavoz municipal de VOX en Benalmádena (Málaga)