Sánchez, el señor de las derrotas
Francisco Marhuenda.- Tras ser tildado de señor de la guerra, aunque se ha aliado con Meloni para que la UE no hable de rearme, en realidad es que resulta más adecuado llamarle el señor de las derrotas. No es ningún exceso afirmar que Sánchez es un auténtico fraude ideológico, porque todos lo hemos conocido cuando era un socialista liberal. Es un camaleón político. Por tanto, es lógico que coincida con Meloni, pero lo haría con Trump si conviniera a sus intereses. Ni siquiera rechazaría a Vox, aunque en este caso el problema es que Abascal no quiere saber nada de él. A la hora de entender a Sánchez y su comportamiento no hay que perder de vista las características que le definen.
En primer lugar, está su total falta de empatía, como dice siempre uno de sus colaboradores más poderosos. A esto hay que añadir su firme determinación, la ausencia de principios y su carácter implacable. No obstante, esto no le impide rodearse de los que le traicionaron, despreciaron o ignoraron. Esto explica que ni le importen ni le preocupen las derrotas en el Congreso.
No se siente obligado por lo que dijo en el pasado. Es irrelevante. En el tema de los Presupuestos del Estado ha conseguido que le critiquen, incluso, sus aliados parlamentarios. El precio que exige cada uno de ellos es impresionante, pero pueden esperar sentados porque el señor de las derrotas considera que no existe una mayoría alternativa. Es verdad que el escenario actual no es el que desearía, es evidente, pero está en La Moncloa, Feijóo en la oposición, Puigdemont en Bruselas y Junqueras intentando reconstruir el partido. Los que lo tienen peor son los dos líderes independentistas, porque su espacio electoral está menguando y no paran de beneficiar a Illa. A lo mejor algún día se dan cuenta de que Sánchez ha hecho un nuevo ejercicio de trilerismo político y les ha levantado la camisa.
Es malo hacer análisis voluntaristas, pero si están contentos no es necesario darles un disgusto. Cada día que pasa, Illa está más fuerte. No hay duda de que el independentismo tiene más pasado que futuro. Puigdemont se beneficiará finalmente de la amnistía, pero Sánchez habrá conseguido su objetivo, nunca escondido, de acabar políticamente con él gracias a Illa.