Adiós, Aitor, y si no vuelves, casi mejor
Luís Ventoso.- Aitor Esteban, de 62 años, llevaba tanto tiempo en el Congreso que casi se le confundía con su moqueta. Ahora se marcha de Madrid, donde se lo pasaba pipa a pesar de su contumaz desprecio a España, para hacerse cargo de la presidencia del PNV tras 21 años como diputado.
Lo notable es que ha sido despedido con el reconocimiento de toda la Cámara, excepto la atinada excepción de Vox. Incluso Feijóo y Gamarra le aplaudieron en el momento de su adiós, cuando se trata de un señor que estuvo metido hasta las trancas en la operación para cepillarse a su compañero Mariano.
Como un observador español nacido en el córner de La Coruña me pasma este aprecio por Aitor Esteban, al que considero una persona francamente negativa para mi país. Jamás le ha importado el interés general de España, solo el ombliguismo de la afamada escuela amarrategui. A la hora de actuar ha sido siempre fiel al lema estelar del PNV: «¿Qué hay de lo mío?».
No me gusta Luis Aitor Esteban Bravo. En nada, lo siento. Me carga el tono perdonavidas con que nos arenga a «los españoles» una y otra vez. Con un soniquete de asquito y superioridad, como si estuviese en pleno ataque de dispepsia, se ha pasado veinte años tratándonos como unos gañanes que tienen mucho que aprender de la noble cordura vasca del PNV (que a tenor de su historial no acierto a entender en qué consiste).
No me gusta que siendo un paisano de madre soriana y padre que llevaba el muy euskaldún apellido de Bravo haya abrazado el credo de la pureza identitaria. No me gusta que abogue por la independencia de tres provincias que siempre han sido parte de España y por aplicar un rodillo impresentable para imponer un idioma que en su ciudad de Bilbao habla a diario el 3% de la población (la «inmersión» lingüística del PNV es el mayor ejercicio totalitario de ingeniería social de Europa, pues ignora la intimidad real de las personas para forzar a los niños a hablar en una lengua que no es la suya).
No me gusta —de hecho me repugna— que una de sus grandes gestiones en Madrid haya consistido en lograr que el débil Sánchez les cediese las competencias de prisiones, a fin de que acto seguido el PNV fuese abriendo la puerta a los más salvajes sicarios etarras.
No me gusta la hipocresía pertinaz del señor Esteban, que yendo de burgués vizcaíno de derechas lleva siete años amarrado de ganchete con la extrema izquierda antisistema, con la que integra la «coalición progresista» de Sánchez (el Frente Popular 2, si la llamamos por su nombre).
No me gusta su rollito farisaico con la corrupción, pues ha pasado de rasgarse las vestiduras escandalizado por los oprobios ciertos del PP de Bárcenas y la Gürtel… a enmudecer y fumarse un puro cuando están imputados el hermano y la mujer del presidente, su fiscal general y el antiguo hombre fuerte del sanchismo.
No me gusta el partido que preside el señor Esteban, el PNV, que en lugar de reconocer que el País Vasco vive por encima de sus posibilidades gracias a la generosidad solidaria del resto de los españoles se pasa la vida poniéndonos a parir y endosándonos culpas ficticias.
No me gusta el repulsivo abandono de las víctimas de ETA que practicó el PNV, que llegó al extremo de que su presidente Arzalluz se reunía en secreto con el mundo etarra para decirles aquello de «vosotros agitáis el árbol y nosotros recogemos las nueces». No me gusta la red clientelar que tienen montada en su tierra, que hace que tener el carnet del partido te abra muchas puertas y que sin él te topes con demasiados techos de cristal.
No me gusta el fundador del partido que preside Esteban, que fue un bruto racista y misógino. No me gusta la falsificación de la historia del PNV, por desgracia ya triunfadora, que se inventó un país, un nombre —Euskadi, que hasta algunos del PP y Vox emplean— y una bandera copiada de la Union Jack. Incluso se fabricó un idioma de probeta, pues el vasco de un valle a veces resultaba ininteligible para los de otro.
Así que, estimado Aitor, que te vaya bien en el Euzkadi Buru Batzar y que disfrutes de potes por Pozas, pero por aquí, por Madrid, como si no vuelves, majetón. Y te lo dice alguien que adora lo vasco —empezando por la excepcional donostiarra con la que camino por la vida—, pero que no está para tontunas supremacistas, poses altivas, milongas identitarias y machaques del idioma en el que hablan cada día el 83% de los vascos (empezando, por cierto, por ti, pues no creo que charles con la buena de tu madre soriana en euskera de laboratorio).
El Debate
Estos del PP son tontos o que, siendo uno de los que ayudaron a encaramarse al PSOE al poder, y en el que continuan,y a ellos pasar a la oposición aun le aplauden.
Pensasba que con Feijoo iban a cambiar las cosas, pero veo que no
Mas tontos e inutiles no pueden ser
Esto entra en la clasificación de malos pensamientos, oiga…
Sí, vete a tomar por culo, haznos el favor…y sí sí Viva España y Viva Franco…bien calladitos que estabais cuando le pedíais a Franco que os llevar la p..a industria…venga ya, que aburrís
Racista, malnacido, hideputa, me cago en tu puta boina , te den golpe en tus partes y te suban al gaznate, perraco marrano que ladras con el chau chau de la mafia pesetera del caserío supremacista y palurdo, asqueroso y repelente chulete de mierda.
Por cierto, los etarras ya no quieren la independencia, después de engañar a su gente y matarlos por ideales un poco siniestros, se han dado cuenta de lo bien que se vive de parásitos de España.
Por favor, sin “casi”.