Con el trazo de la pluma de su gobernador, Utah se ha convertido en el primer estado de EE. UU. en prohibir la adición de flúor a su suministro público de agua potable.

El gobernador republicano Spencer Cox promulgó la medida patrocinada por el Partido Republicano el jueves. La prohibición entrará en vigor el 7 de mayo.

La adición de flúor al agua como medio de prevención de caries se ha practicado desde hace mucho tiempo en jurisdicciones de todo Estados Unidos con el apoyo de la Asociación Dental Americana, la Academia de Pediatría y los Centros para el Control de Enfermedades (CDC).

Sin embargo, la práctica ha sido objeto de un escrutinio cada vez mayor a medida que surgieron informes que sugieren que el aditivo tiene efectos negativos para la salud o que no tiene ningún efecto en absoluto.

En 2022, aproximadamente el 44% de la población de Utah recibía agua tratada con flúor según un informe de NBC News .

“Uno pensaría que vería resultados drásticamente diferentes con la mitad del estado sin recibirlo y la otra mitad recibiéndolo. He hablado con muchos dentistas. No hemos visto eso”, declaró el gobernador Cox a ABC4. “Así que, para mí, tiene que ser un estándar muy alto si vamos a exigir que la gente sea medicada por su gobierno”.

“La fluoración del agua comunitaria y el consentimiento informado, fundamentales para una buena atención médica, no pueden coexistir”, declaró a Fox News la promotora del proyecto de ley, la representante Stephanie Gricius. “Creo firmemente en la libertad de decisión individual en cuanto a los medicamentos que ingerimos”.

Gricius dijo a Fox que el condado de Utah con la menor cantidad de caries, de hecho, no agrega flúor.

La fluoración del agua fue un tema de campaña de primer orden en la batalla por la libertad médica el año pasado. Durante la contienda presidencial de 2024, Donald Trump declaró a NBC News que la propuesta de Robert F. Kennedy Jr. de eliminar el fluoruro del suministro público de agua le parecía bien.

Kennedy, ahora Secretario de Salud y Servicios Humanos (HHS) de la administración Trump, ha sugerido que el aditivo está “asociado con artritis, fracturas óseas, cáncer de huesos, pérdida de coeficiente intelectual, trastornos del desarrollo neurológico y enfermedad de la tiroides”.

La fluoración del agua también acaparó titulares nacionales cuando un impactante informe publicado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos en agosto pasado reveló que el consumo excesivo de flúor en niños se ha relacionado con una reducción del coeficiente intelectual de dos a cinco puntos. Esta sorprendente admisión impulsó a Edward Chen, juez federal designado por Obama, a ordenar a la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos que reforzara las regulaciones sobre el flúor.

Aproximadamente 200 millones de estadounidenses viven actualmente en comunidades que reciben agua fluorada.

Los legisladores de Florida, Ohio y Carolina del Sur también han propuesto restringir el aditivo cada vez más controvertido.

Estados Unidos comenzó a fluorar ampliamente su suministro de agua hace décadas como resultado de una campaña de relaciones públicas liderada por Edward Bernays, autor del libro Propaganda , quien también convenció a las mujeres estadounidenses a comenzar a fumar cigarrillos.

“Se puede lograr que prácticamente cualquier idea sea aceptada si los médicos están a favor”, explicó el difunto Bernays . “El público está dispuesto a aceptarla porque un médico es una autoridad para la mayoría de la gente, independientemente de cuánto sepa o no sepa”.

Bernays impulsó su carrera vendiendo la Primera Guerra Mundial a los estadounidenses como la guerra que “haría del mundo un lugar seguro para la democracia”, parte de un trabajo que él mismo llamó “guerra psicológica”, con el objetivo que describió como la “ ingeniería del consentimiento ” .