El «chiringuito» sanchista
La escalada verbal de estos últimos días con Sánchez –y su locuaz vicepresidenta Montero– a la cabeza de los corifeos que componen su «equipo nacional de desinformación sincronizada», ha captado la atención de la información política nacional. Lo hace abriendo un nuevo frente en su guerracivilismo militante, ahora contra la «Universidad privada», sin perjuicio de agudizar los frentes ya existentes, como el lamentable que mantiene contra la Justicia. Que quien conoce bien esa Universidad por «una famosa» tesis doctoral –elaborada en una de ellas–, ahora las califique como «chiringuitos», basta y sobra para extraer alguna conclusión acerca del autor de la misma. Ahora pretende extender su actual agonía política durante dos años más, lo que significa arrastrar a la Constitución, la democracia y el Estado de Derecho a una degradación prácticamente insostenible e irreversible.
Conviene no olvidar a estos efectos que Sánchez no ganó las elecciones con las que accedió al gobierno ni tampoco con las que sigue ahora y que si se mantiene en el poder, es merced a unir contra el ganador a una combinación de comunistas, separatistas y Bildu etarras unidos al socialismo con el único fin de impedir que la «ultraderecha» gobierne.
Y así, continuar desguazando el Estado, inutilizando la Constitución «de la concordia y el consenso», para conseguir una república confederal que sería el último escalón para alcanzar la meta de una aniquilación de la realidad histórica y nacional de España. Que es lo que pretenden los instrumentos sometidos al «poder oculto en la sombra» que define el objetivo y la estrategia para conseguirlo. Las mismas élites que en Rumania inhabilitan para impedir su acceso al gobierno al ganador en la primera vuelta de las elecciones, por ser un «ultraderechista» y amigo de Putin. Que son los mismos que mueven los hilos para que Marine Le Pen no pueda presentarse a las elecciones presidenciales en Francia, inhabilitándola por ser de la «multinacional ultraderechista» (ex Sánchez dixit).
Esas élites a las que nadie ha votado ejecutan los deseos del «príncipe de este mundo» denominación que comparte con la de «príncipe de la mentira» que puede resultar más próxima a nuestra realidad política en la actualidad. Aquí en la UE, las élites, con sus eurócratas de Bruselas, cumplen fielmente esos designios y mantienen el «chiringuito sanchista», mientras vetan el acceso al gobierno a quienes no se someten a sus dictados, aunque sean los que sí votan sus compatriotas. Este escenario nacional e internacional está expuesto a eventuales variaciones con el regreso de Trump a La Casa Blanca, y que no está sometido a ellos. Como tantos otros de por aquí.
Este corrupto, credor de la Kitchen, se atreve a pontificar?
Reflexión acertada. ¿Podemos hacer algo, la plebe?