Revilla: de falangista a populista, de ser pillado cuando conducía en dirección contraria, a la comilona con puro en un restaurante de lujo en plena pandemia

El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, en el acto organizado por el Día de Cantabria en la segunda jornada de la Feria Internacional de Turismo (Fitur), Fitur 2023, en IFEMA Madrid.
El rey emérito, Juan Carlos I, ha solicitado un acto de conciliación contra el expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, como paso previo a una posible demanda. Le reclama 50.000 euros por unas declaraciones que considera “injuriosas” y que Revilla habría realizado en distintos medios entre mayo de 2022 y enero de 2025.
Lejos de retractarse, Revilla ha asegurado estar “tranquilo” y mantiene sus afirmaciones sobre el monarca. Además, ha insistido en que, de no ser por su condición de inviolabilidad, Juan Carlos I afrontaría un escenario muy diferente.
La evolución política de Revilla ha estado marcada por giros ideológicos, como pasar de fervoroso falangista a líder regionalista.
Un populista demagogo
Miguel Ángel Revilla es un populista demagogo que tiene la virtud de engañar a mucha gente. En sus intervenciones televisivas aparenta una ejemplaridad que no tiene y una eficacia en la gestión que los hechos desmienten. Bajo se mandato, Cantabria fue una de las regiones de España más azotadas por la crisis y el desempleo. Ello fue gracias a Revilla, uno de los políticos en activo más incompetentes que circulan en España, pese al aire populista y populachero que cultiva. Lleva más de cuarenta años en política y muchas personas que están o han estado a su alrededor han sido acusadas de diversos delitos relacionados con la corrupción. El partido que dirige, el Partido Regionalista de Cantabria, es considerado por algunos como una red clientelar caciquil con un fundamento en un regionalismo reaccionario. En cuanto a su actividad política, Revilla es un oportunista de marca mayor: ha gobernado con el PP, con el PSOE y si fuera menester también gobernaría con Podemos. De hecho y, sorprendentemente, el partido Podemos de Cantabria vino dando su apoyo al gobierno de este oportunista y demagogo, aunque se distanció en los últimos tiempos por la cantidad de escándalos que acumulaba la gestión del gobierno de “Revilluca”. Fue delegado comarcal de los sindicatos falangistas y también gran admirador y cortesano pelota del Borbón Juan Carlos I, hasta que éste cayó en desgracia. Cuando fundó su partido regionalista ya hablaba de que había que superar las izquierdas y derechas al estilo de las muertes de las ideologías del fascista González Fernández de la Mora. Ah! También, en su juventud, fue un machuno de cuidado, declarado por el mismo en una televisión, cómo no, de gran audiencia.
Caciquismo, corrupción y reaccionarismo político así definiríamos a ese Partido Regionalista de Cantabria. Para un demócrata sencillo un objetivo sería sacar estos personajes de la vida pública. Desgraciadamente el régimen del 78 ha hecho posible todo este tipo de personajes por toda la geografía del Estado. Los encontramos en todos los partidos políticos; partidos que se dividen y pelean exclusivamente por el control de consejerías, empresas públicas y todo tipo de prebendas. También estos personajes son posibles porque significan una cierta Omertá en la política local.
Son personajes caciquiles de la política del régimen del 78. Otra característica de ellos es que se comportan como empleaduchos de las grandes fortunas. El caso del centro cultural Botín en Santander y su ubicación, en plena bahía, es un ejemplo sin paliativos de la servidumbre de los politicastros locales al gran dinero. Hubieran sido personajes estupendos para ser descritos por Balzac.
Pillado en un restaurante en plena pandemia
Hace años, en un programa de televisión, sacó los colores a un representante de la Iglesia en Cantabria por preferir un exclusivo restaurante que compartir con los vecinos un plato típico durante una fiesta patronal. Incluso se recreó en la bronca que echó al asotanado con los detalles escabrosos que son habituales en este canalla. En plena pandemia, Revilla fue pillado in fraganti cuando comía y fumaba un puro en el interior de un restaurante de lujo, actividad prohibida por Sanidad. El caradura negó que el puro fuera suyo y luego se desdijo. Mientras miles de cántabros recurrían a las colas del hambre, Revilla les escupía ejerciendo de representante de la casta más insolidaria.
Incidente de tráfico
Pero no es el único caso que evidencia las contradicciones morales de este sujeto. La Nochebuena de 2017, el presidente de Cantabria protagonizó un incidente de tráfico que le costó la reprimenda y el insulto de algunos vecinos. En un momento de la noche, Revilla entró por dirección prohibida en una calle céntrica de Santander y algunos transeúntes le llamaron «payaso» al tiempo que decían: «Que sople, que sople».
En un vídeo compartido en Youtube por el usuario Cantabrista, se observa a Revilla preguntando a los vecinos si la calle en la que está es «dirección prohibida». En ese momento, hay algunas personas que se acercan a su coche para orientarle mientras otros le increpan a voz en grito. El incidente se produjo en la calle Peña Herbosa, una zona de bares muy próxima al Puerto Chico.
Desde Izquierda Unida de Cantabria pidieron al presidente que dé explicaciones sobre su «conducta al volante» y aclarase lo sucedido. «Vivimos el bochorno de ver cómo tienen que ser los propios ciudadanos que estaban en ese momento en Peña Herbosa los que informen al presidente de Cantabria de cuáles son las normas de circulación», aseveran desde el partido de izquierdas.
Reprocharon así al presidente y líder del PRC su «irresponsabilidad», más aún –inciden– en un día en el que «muchos cántabros redoblan sus esfuerzos por la seguridad y reducen su ingesta de alcohol si manejan un vehículo y mientras cuerpos como la Guardia Civil intensifican los controles para evitar accidentes de tráfico».
Revilla ni dimitió ni dio explicaciones.
Sontenella y no enmendalla. Este caciquito chaquetero que ha hundido la provincia de Santander ( algún día explovaré por qué no Cantabria) Merece un escarmiento ejemplar.