Rusia, libre de aranceles, augura «la descomposición» de Europa
La guerra comercial de Estados Unidos con el mundo estalló con una declaración en toda regla firmada por su presidente, Donald Trump, que castiga de manera inmisericorde a 185 países de todo el planeta. En la lista de agraviados, publicada un día después de la polémica declaración, podía verse que las nuevas sanciones firmadas por la Casa Blanca no incluían a Corea del Norte, Cuba, Bielorrusia y tampoco a Rusia. Esta curiosa excepción ha dado que hablar a los analistas rusos, que llevan desde entonces debatiendo si esta medida podría ser parte de una nueva estrategia de acercamiento al Kremlin.
La postura oficial de Washington justificaba su falta de castigo a Moscú argumentando que el comercio entre Estados Unidos y Rusia era inexistente tras las sanciones impuestas al gobierno de Putin después del comienzo de la invasión de Ucrania. En Rusia opinan de otra manera. Bien es cierto que el volumen comercial entre ambos países se ha resentido desde aquel fatídico mes de febrero de 2022, cuando el ejército ruso entraba en territorio ucraniano. A pesar de ello, el comercio recíproco, que ha caído hasta situarse en menos del diez por ciento en los últimos tres años, se estimaba en algo más de 3.500 millones de dólares durante el 2024. EE UU sigue exportando a Rusia tecnología, mientras importa fertilizantes
Sorprende que países como Kazajistán o la misma Ucrania no hayan escapado al castigo arancelario de Trump, teniendo en cuenta que el volumen total del intercambio comercial entre Kazajistán y Estados Unidos equivale al de Rusia con el país norteamericano. El caso de Ucrania es aún más curioso ya que, a pesar de la guerra, esta ex república soviética mantiene un intercambio comercial con Estados Unidos de 2.900 millones de dólares. Donald Trump no ha tenido ningún miramiento a la hora de aplicarle un arancel del diez por ciento.
Las reacciones oficiales por parte de Moscú no han valorado tanto la benevolencia de la medida hacia Rusia como el perjuicio provocado a la Unión Europea. El expresidente ruso, Dmitri Medveded, afirmaba que los nuevos aranceles a Bruselas convierten a Europa en «un cadáver en descomposición», mientras que la portavoz del ministerio de Exteriores ruso, Maria Zakharova, hablaba de unas consecuencias fatales de este castigo para el viejo continente, al que comparaba con «un barco que se hunde».
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La bula norteamericana al Kremlin se considera en Rusia un guiño al restablecimiento de las relaciones entre ambos países. El anuncio coincidió con la visita a Washington de Kirill Dmitriev, el enviado del presidente Putin, cuyo viaje ha supuesto un impulso a la mejora de unas relaciones que se encontraban rotas durante la presidencia de Joe Biden.
Expertos rusos creen que su país seguirá siendo presionado de una u otra manera por Estados Unidos, al que consideran un rival a la altura, seguros de que Trump volverá a ser estricto en sus acciones si ve que este trato de preferencia no da sus frutos y, sobre todo, si cree que la campaña militar rusa en Ucrania no frena acordando el ansiado alto el fuego perseguido por el magnate norteamericano.
La Razón
Es más que un “augurio” : es pura lógica. Como que dos y dos son cuatro.