Pedro Sánchez, que es un manirroto codicioso y gastoso, incapaz de ahorrar y ser austero, necesita dinero para gastar en armas y seguir disfrutando de sus impopulares lujos y derroches, como los frecuentes vuelos en aviones privados para trayectos cortos. Para conseguirlo, en lugar de eliminar los cientos de chiringuitos y corruptelas de su gobierno, lo que representaría un ahorro de miles de millones de euros, piensa robarle las herencias a los españoles, cuyas protestas en el pasado lograron que numerosas autonomías eliminaran, total o parcialmente, el ladrón y confiscatorio impuesto de Sucesiones.

Hace poco más de una década, la lucha en España contra el robo de herencias fue feroz y el pueblo la ganó. La entonces presidenta de la Junta de Andalucía reconoció en público que ese impuesto había quedado “deslegitimado” por la protesta popular. Sin embargo, el depredador Sánchez, inmoral y sin escrúpulos, recurre de nuevo al expolio de las herencias y a aplastar el sagrado derecho de los que mueren a entregar a sus hijos el fruto de su esfuerzo y ahorros.

El 21 de marzo de 2017, a las 12 de la mañana, cientos de miles de españoles se manifestaron delante de los ayuntamientos para pedir “LA SUPRESIÓN DEL IMPUESTO DE SUCESIONES”.

El impuesto a los muertos era demasiado brutal para que fuera soportado sin rebelión por el amaestrado y acobardado pueblo español, que tarda en rebelarse pero que, según demuestra la Historia, cuando lo hace lo hace de verdad.

Las antiguas asociaciones de lucha contra el impuesto de sucesiones, que fueron fuertes y nutridas en Andalucía, Aragón, Asturias, Valencia y otras autonomías, lograron reunir más de un millón de firmas, suficientes en cualquier país democrático para que los políticos retrocedan, menos en España, donde gobierna un sátrapa insensato e insensible.

Se `produjeron manifestaciones masivas en Sevilla, Granada, Zaragoza y otras ciudades españolas contra ese impuesto ladrón, en las que se exhibieron pancartas que denunciaban la doble tributación y la violación de la voluntad de los fallecidos por un gobierno inmoral e indecente.

Imponer el impuesto de sucesiones por la fuerza y contra la voluntad popular es piratería y corrupción a gran escala. No es una medida contra los ricos, ni va en contra de la recaudación, ni ese tributo sirve para redistribuir la riqueza. Sólo arrebatan herencias y es un vulgar robo que algunos gobiernos del mundo, por fortuna cada vez menos, imponen para llenar sus bolsillos, comprar poder y voluntades y financiar holgadamente los lujos y privilegios de los políticos.

Cada día somos más los que luchamos y lucharemos contra ese maldito impuesto y contra los políticos que lo imponen. En el corazón de esa lucha hemos lanzado un eslogan claro: “Nunca votes a los ladrones de herencias”, que en España son los partidos de izquierda, sobre todo PSOE y Podemos, dos organizaciones plagadas de militantes y cuadros encarcelados por corrupción que ahora quieren regresar a la rapiña con el miserable y sucio “Impuesto a los Muertos”.

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