Morata de Tajuña endulza la Semana Santa con delicias conmemorativas de la Pasión
En Morata de Tajuña (Madrid), la celebración de la Pasión de Jesús ha cobrado un nuevo sabor. Al conmemorar el 25 aniversario de esta emotiva representación, se propuso a las pastelerías del pueblo crear un dulce exclusivo que rinda homenaje a esta tradición.
Así nacieron los ‘pasioncitos’ y las ‘tentaciones’, dulces oficiales de la Pasión, que se han convertido en el símbolo gastronómico de esta festividad que se celebra cada Jueves Santo desde hace 37 años.
Los pasioncitos, creados por Carmen de Paco Pan, son una exquisitez de hojaldre que combina harina y mantequilla, pintados con huevo y horneados durante aproximadamente 20 minutos a 180 grados.
Una vez listos, se rellenan con una suave crema pastelera elaborada con leche, azúcar, maicena y huevos. Para culminar esta obra maestra, se les aplica un brillo especial que permite adherir almendras y una pequeña oblea que representa la cruz de la Pasión.
Por su parte, la pastelería De la Torre también ha dejado su huella en esta celebración con sus tentaciones de Semana Santa. Loli, encargada de su elaboración, utiliza una mezcla sencilla pero deliciosa: harina, agua y sal, a las que añade mantequilla para lograr la textura perfecta.
Luego corta la masa en moldes en forma de cruz y los hornea entre diez y quince minutos. Una vez enfriados, los rellena con nata, trufa o crema y decora con azúcar glas, canela y una chocolatina que lleva el logo distintivo de la Pasión.
Además de estos nuevos dulces, Morata de Tajuña es famosa por sus palmeritas, reconocidas por su pequeño tamaño y su jugoso hojaldre cubierto de chocolate y otros sabores. Ahora, estas delicias son las únicas en tener un dulce oficial asociado a la Pasión durante la Semana Santa.
La Pasión Viviente de Jesús en Morata de Tajuña es un evento único en el mundo, respaldado por una bendición apostólica otorgada por Juan Pablo II. Cada año, atrae a unos 15.000 visitantes que vienen a admirar el trabajo realizado por alrededor de 500 actores y técnicos locales.
Con cada bocado de los ‘pasioncitos’ y las ‘tentaciones’, los visitantes no solo disfrutan del sabor; también saborean la historia y el esfuerzo colectivo que hacen posible esta celebración tan especial en Morata de Tajuña, un pueblo verdaderamente dulce.
Comerse una cruz. ¿Dónde hemos llegado? Ya no hay valores. Espero que alguien les denuncie por atentado contra las creencias religiosas