Cuando López Aguilar movía la cola ante el embajador norteamericano
El escritor gallego Manuel Rivas reflexionaba en un artículo, al que tituló EL IMPERIO, sobre los papeles de Wikileaks lo siguiente: “Lo que más me sorprende en los Documentos del Departamento de Estado filtrados por Wikileaks es la manera servil con que los líderes “indígenas” responden a las preguntas, sugestiones, o presiones de sus interlocutores imperiales. En vez de la docilidad de un subalterno, podrían al menos permitirse alguna ironía”.
Al leerlo me vino inmediatamente a la mente uno de los que mejor podía ajustarse a este comentario que es el actual cabeza de lista al Parlamento Europeo por el PSOE, el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar el clásico personaje amoral que además va por la vida repartiendo labeles de progresismo y defensa de los derechos humanos. En estos papeles ha quedado como lo que es. En público denuncia, en privado bendice la impunidad del poderoso.
Conocí a Juan Fernando siendo éste diputado en el Congreso. Era el clásico snob que usaba simultáneamente tres móviles, hacía caricaturas, muy logradas, y tenía una facundia que te mareaba. Su ambición y la búsqueda como fuera de la notoriedad hacía incómodo estar cinco minutos seguidos con él. Nacido en Las Palmas de Gran Canarias, su Comunidad se le quedó pequeña y además el muy cretino así lo dijo y como fue en su día uno de los promotores de la candidatura de Zapatero, tras haberle hecho éste ministro de Justicia, pensó que le iba a designar ministro de Asuntos Exteriores, magnífica plataforma para plantear, en su momento, su candidatura a la presidencia del gobierno. Ambición y malas artes no le faltan. Pero los canarios, tras una amplia encuesta, lo consideraron el peor político canario y él les respondió aceptando irse a Estrasburgo donde recientemente en plena crisis hispano-marroquí en relación con los hechos de El Aiún se entrevistó secretamente con el ministro de Trabajo de Marruecos. Toda Canarias es muy sensible a la situación que vive el Sahara Occidental, menos al parecer uno: López Aguilar. No es extraño pues que en las elecciones europeas y a pesar de encabezar la lista del PSOE no ganó ni en su Comunidad.
Como he comentado fue diputado desde 1996, elecciones en las que ganó Aznar, hasta el 2007. En el 35 Congreso federal del PSOE fue elegido Secretario de Libertades Públicas y Desarrollo Autonómico y con este rimbombante nombramiento firmó con Ignacio Astarloa el desastroso Pacto para la Justicia promoviendo la ley de Partidos y la posibilidad de que Ibarretxe, si convocaba un referéndum se le encarcelara, entre otras lindezas hoy fracasadas. También escribió en El Socialista que el CNI debería ser usado para saber que hacen ciertas autonomías.
Ahora bien. Este falso progre que detesta las autonomías no para de predicar el respeto a las personas y sus libertades, pero he aquí, que en los famosos papeles de Wikileaks su nombre aparece mencionado en relación a las gestiones que hizo el embajador norteamericano Eduardo Aguirre para que los responsables norteamericanos de la muerte del cámara José Couso no fueran enjuiciados.
En el informe se dice algo tan grave como esto: “El entonces titular de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, aseguró a Aguirre que “el ejecutivo pondría todo su empeño en cuestionar la decisión del juez basándose en argumentos técnicos” según el relato de un cable confidencial de fecha 21 de octubre de 2005.
Con esto tan grave, tenemos retratado a este sujeto que tras esta revelación debería haber tenido la mínima dignidad de irse a su casa. Pero López Aguilar es un personajillo que no conoce esta palabra. Es el perrito que mueve la cola ante el amo, como bien describía Manuel Rivas. Fuerte con los débiles; débil, sumiso, servil y baboso con los fuertes. Y además, cubriéndolo todo, su cargo de secretario de Libertades Públicas de su partido. Un perfecto sinvergüenza.
Porque José Couso era un cámara al que todos conocíamos en el Congreso. Hacía su trabajo para Europa Press y para ETB, era un profesional discreto y trabajador y fue abatido en el balcón del Hotel Palestina el 8 de abril de 2003 por un cañonazo disparado desde un tanque norteamericano. El crimen ha quedado impune porque como hemos visto existen sinvergüenzas como López Aguilar que con argumentos técnicos protegió en su día a los asesinos mientras anda por el mundo entrevistándose con los responsables marroquíes de la masacre de El Aiún y dando lecciones de defensa de los derechos humanos.
La familia de Couso presentó una querella por un crimen que vulneraba las leyes de la guerra establecidas en las convenciones de Ginebra al disparar sobre civiles no combatientes. España debía investigar el caso para evitar la impunidad porque ni en el lugar de los hechos, Bagdad, ni en el país de los autores, Estados Unidos, se había abierto proceso alguno.
Sin embargo, desde el primer momento, la Fiscalía de la Audiencia Nacional, a cuyo frente estaba Eduardo Fungairiño, se opuso a que el caso se pudiera tramitar en España y a la persecución de los autores.
Pero tras las elecciones de 2004, el PSOE llegó al poder y poco después Zapatero retiró las tropas de Irak. Las cosas parecían pintar de otra manera para los Couso. Juan Fernando López Aguilar fue nombrado ministro de Justicia y Cándido Conde-Pumpido, fiscal general del Estado, y ya desde 2005 expresaron la “solidaridad del Gobierno”, el primero, y el “apoyo y solidaridad con la lucha de los familiares de Couso en el esclarecimiento de la verdad y para determinar las responsabilidades de su fallecimiento”, el segundo.
Mientras, la querella seguía su curso en la Audiencia con la preocupación de los estadounidenses. Hasta cuatro jueces reclamaron colaboración judicial para interrogar a los tres militares -el sargento Thomas Gibson, el capitán Philip Wolford y el teniente coronel Philip de Camp- autores del disparo que mató al cámara de Tele 5 con resultado negativo. Un funcionario del Departamento de Estado llegó a decir que “hará frío, mucho frío en el infierno” antes de que los militares sean interrogados en España.
A mí me gustaría sinceramente que a López Aguilar lo mandaran de una vez al infierno de su expulsión de la política. Si queremos que los ciudadanos crean en ella este sinvergüenza debería en primer lugar pedir perdón y en segundo lugar, dimitir. No lo hará porque es un sinvergüenza y porque su partido, ampara sinvergüenzas.
Sin que sirva de precedente en esta ocasión estoy con usted, Sr. Anasagasti. Lo doy también otra pista porque creo muy conveniente qu elo investigue, al actual Secretario de Estado para la U.E. “un pájaro de cuenta”.