Al equipo olímpico de los EE.UU le ha sido ordenado cambiar el sombrero de vaquero (demasiado masculino) por una boina de corte metrosexual.

Ayer, la casa Ralph Lauren desveló ante los medios los nuevos uniformes del equipo olímpico de los EE.UU. (Foto del enlace). El uniforme no ha gustado a todos. La principal innovación es el cambio del tradicional sombrero de cowboy por una boina que no pocos califican de propia de mariquitas. La novedosa prenda no tiene en los EE.UU ninguna tradición: la mayoría de los norteamericanos nunca han visto en su vida una boina.

No se ha dado a conocer el criterio por el cual se ha decidido renunciar al tradicional sombrero norteamericano, pero sin duda este es considerado demasiado “macho” para los tiempos que corren. Demasiado macho y demasiado blanco, ya que el tipo étnico que se identifica con este tipo de sombrero es el blanco anglosajón, conquistador del salvaje Oeste y exterminador de indios y de bisontes. Un paso más en la pérdida (programada) de identidad de otra nación originariamente blanca y ahora un conglomerado de etnias y razas que apenas se sienten unidas por casi nada, salvo por el dólar. El próximo paso tal vez sea el ponerle a los atletas yanquís un penacho comanche en la cabeza o un hueso en la nariz, para que la diversidad racial de los EE.UU sea orgullosamente visible.

Y por si fuera poco, se ha descubierto que los uniformes del equipo olímpico han sido fabricados en…¡China! El senador demócrata por Nevada, Henry Mason Reid, ha declarado que los atletas norteamericanos deberían sentir vergüenza por vestir un uniforme confeccionado en el extranjero, y les ha aconsejado que hagan una pila con los uniformes y les prendan fuego.