Michel Aoun: “¡La salida de Assad sería el preludio a una guerra mundial!”
“¡La salida de Assad sería el preludio a una guerra mundial!”. Este es el grito de alarma lanzado por Michel Aoun, un actor importante de la vida política libanesa. Michel Aoun está asociado a la mayoría pro siria que gobierna el país del cedro desde junio del 2011, y es además el presidente de la Corriente Patriótica Libre y un aliado cristiano del Hezbollah y de otras formaciones chiítas.
El líder cristiano ha concedido una entrevista a la cadena de información continua al-Mayadeen (creada por disidentes de al-Jazeera), en la cual reafirma sin ambigüedades sus posiciones pro sirias y señala sin complejos a algunas potencias extranjeras. “Los intereses de los países del Golfo e Israel convergen. Se trata de alejar a Irán del terreno de juego”. Pero Aoun no olvida otro actor importante que maneja los hilos en el área: “Washington busca apoderarse del petróleo de la región”.
Y añade: “Siria es un puente hacia el Mediterráneo para Irak, Irán y China”. Y es en parte por esta dimensión geográfica y geopolítica que el político libanés de muestra sereno y confiado en cuanto al porvenir de su vecino: “China y Rusia no permitirán la caída del régimen del presidente Bachar al-Assad. Incluso en caso de compromiso (diplomático), el régimen sirio no caerá”, afirma convencido Aoun, quien no niega los problemas políticos internos, pero asegura que estos no pueden ser resueltos más que a través el diálogo.
Estas palabras son las mismas que Michel Aoun dijo en otra entrevista del 26 de julio, esta vez en el diario libanés L´Orient Le Jour, afiliado a la oposición antisiria de Hariri y Geagea. Al ser preguntado sobre evnetuales remordimientos sobre sus elecciones políticas pro Hezbollah y a favor de Bachar al-Assad, el general y diputado de 78 años respondió sin rodeos que no se arrepentía de nada y que si perdía “todo el Líbano perdería conmigo”. En cuanto a Siria, la caída de Bachar significaría “la caída de la democracia y su reemplazo por la sharia que anula las libertades de credo, las libertades políticas el derecho a la diferencia y la libertad de elegir su modo de vivda (cómo vestirse, qué beber, qué comer, etc…). Esta caída eventual, en la que afirma no creer, significaría para la región y el mundo algo terrible: “Si esta caída tienen lugar, entonces una guerra mundial estallará. Los intereses de los norteamericanos corren más peligro en la región que los de los rusos y los chinos”.