Blas Piñar: Mis recuerdos y contactos con… Carlos Arias Navarro (VII)
Por Blas Piñar.- Fue una de las personas con las que me entrevisté para hablarle de mi proyecto de poner en marcha la editorial “Fuerza Nueva S.A.”, que a través de una revista y la publicación de libros, canalizase y manifestase la opinión de muchos españoles que, con independencia de ayuda oficial, eran fieles a los ideales de la Cruzada.
La visita no era, por tanto, al alcalde, sino a la persona, y quiero dejar constancia de que Arias Navarro estuvo muy amable, me escuchó atentamente, y me prometió, como yo le pedí, que me haría llegar mil pesetas mensuales. Al terminar la conversación, levantándose de la silla que ocupaba, salió del despacho acompañándome al ascensor.
No puedo decir si cumplió su promesa, pues lo que acabo de contar sucedió hace bastantes años. Tuve la sensación, entonces, de que la cumpliría. Pasado el tiempo –muy poco- puedo afirmar que dejó de cumplirla.
Siendo Carlos Arias ministro de Gobernación y presidente del ejecutivo, Carrero Blanco, yo le pregunté a este si le parecía bien que editásemos en “Fuerza Nueva”, un libro que recogiese los artículos que había publicado sobres temas diversos, esencialmente políticos, en los medios de comunicación, y que, por consiguiente, estaban dispersos.
Precisamente por estar dispersos, era muy difícil, casi imposible, conocerlos en su totalidad. Al presidente le pareció magnífica la idea. Pudimos reunir los artículos. El libro se tituló “Juan de la Cosa”. Estimamos que tendría una gran difusión. Fueron editados en 1.973, entre catorce y veinte mil ejemplares (no lo recuerdo bien), y por supuesto a costa de la Editorial, sin que solicitásemos, pero también sin que se nos ofreciese, ninguna subvención.Las vicisitudes fueron muchas, y sería largo referirme a todas; ello no obstante, conseguimos que la edición -tan importante por el número de ejemplares- se agotara. El libro está calificado de cinco estrellas, por su enorme interés.
A Carlos Arias, y en el Ministerio, le visité, para hablarle del libro y para pedirle, si le parecía oportuno, comprar algunos ejemplares y obsequiar con ellos a los gobernadores civiles, y a quienes considerase conveniente, para que pudieran conocer el pensamiento político del presidente del Gobierno, en quien el jefe del Estado tenía la máxima confianza. Me atendió muy bien y me respondió así: “paso una nota al director general de política interior, para que compre ejemplares del libro”. No me dijo el número.
Lo desconcertante fue que no compró ninguno y que correspondiendo a esa negativa real, no recuerdo haber visto, oído o televisado, ninguna referencia de “Juan de la Cosa”, ni siquiera en los llamados “medios” que dependían del Estado.Carrero Blanco fue asesinado el 20 de Diciembre de 1.973. Viví intensamente aquel día. Pero de ese día, lo que aquí me interesa poner de manifiesto ahora, fue que por la noche, cuando estaba cenando en casa, me llamó Carlos Arias en su calidad de ministro de Gobernación. Corría el rumor de que habría represalias de la “ultraderecha”. Quienes prestaban servicio en el CESID, se estaban poniendo en contacto con los dirigentes de grupos políticos, entre ellos, con Santiago Carrillo, que no estaba en España.
El ministro, según la información que tengo, se reservó para él la llamada telefónica a mí. Se expresó en los siguientes términos que reproduzco de mi libro “Escrito para la Historia”: “La situación (es) gravísima (por lo que) era necesario mantener la serenidad, y que él estaría a mi lado, y en la calle si fuera preciso, en el caso de que las cosas no discurrieran tal y como él y yo queríamos”.
Estoy seguro de que esta intervención personal y telefónica conmigo debió deberse a que Carlos Arias creyó, o respaldó el rumor de las represalias sangrientas, y que se insinuaba que yo las estaba preparando o que yo formaba parte de la ultraderecha, si es que alguna vez ha existido. La verdad es que, que yo sepa, por una parte, que no hubo represalias de nadie, ni proyecto de llevarlas a cabo, y , por otra – como también demuestran los hechos- que Arias y yo no queríamos lo mismo: él quería la Transición disfrazada de Reforma y yo la Reforma depuradora y perfectiva del Régimen. El, que un obstáculo para la Transición había sido eliminado y yo que la liquidación del Régimen había sido sentenciada y en parte ejecutada.
En las Cortes, como Presidente del Gobierno, Carlos Arias, el 12 de Febrero de 1.974, pronunció un discurso trascendental. Adviértase que de un modo que parece inexplicable –aunque yo me lo explico- lo seguía siendo después del asesinato del Almirante el 20 de Diciembre de 1.973. Este discurso fue una declaración explícita de que la Transición reformista se oficializaba. Nosotros nos opusimos a la misma, porque ocultaba una ruptura que liquidaba al Régimen, y que estaba en manifiesta contradicción con lo que Carrero Blanco, también en las Cortes, dijo mucho antes, el 15 de Julio de 1.963: “ningun rey o regente podrá el día de mañana ordenar un referéndum para modificar el texto de algunos de los Principios generales del Movimiento”.
El juego de palabras era un indicador eficaz del objetivo que perseguía la Transición; y así, por ejemplo, refiriéndose a la Monarquía, no habló Carlos Arias de instaurar una monarquía nueva, que nada tenía que ver con la liberal, como en repetidas ocasiones dijeron Franco y Carrero Blanco, sino de reinstaurar la monarquía, enmascarando con esta calificación, no de reinstaurar la liberal, sino la parlamentaria que ahora tenemos y que de la monarquía solo conserva la corona.
Pero Franco, anciano y acorralado por quienes preparaban la Transición, era más bien una figura carismática, que un Jefe de Estado. El pueblo español, en filas interminables, lo demostró a su muerte. El carisma de Franco sujetó al enemigo derrotado de la Cruzada y a los falsos amigos –ya infiltrados en el interior del Régimen y en puestos claves- que con paciencia supieron esperar a que muriese para trasformar la victoria de la guerra en la derrota de la paz.Por eso, Arias Navarro, con el fin de que el proceso oficializado de la Transición, desaparecido Carrero, no tuviese obstáculos por parte del Jefe del Estado, tuvo que observar una conducta prudente, haciendo declaraciones contradictorias, que vale la pena recordar.
El 12 de Diciembre de 1.974, es decir, con posterioridad a su discurso ya citado, se explicó así: “no considero ni necesaria, ni conveniente, ni oportuna la reforma constitucional”; pero, habiendo fallecido Franco, dijo el 28 de Enero de 1.976: “creemos en la virtualidad y conveniencia de la reforma ( y) entendemos que existen motivos suficientes para abordarla y deseamos realizarla en el más breve tiempo posible” . Subrayando esta posición a favor de la reforma, en unas declaraciones, publicadas en ABC el 17 de Noviembre de 1.976, contestó así al periodista que le preguntaba si la reforma saldría adelante sin graves distorsiones: “!Saldrá!, creo que va a salir y pienso que va a salir”.
Este comportamiento político, con respecto al Si y al No de la reforma, exigía también un No y a la vez un Si. Por ello, en un texto de 29 de Mayo de 1.975 (viviendo Franco) dijo: “(Hay que) salvaguardar el Movimiento, que es el solar de la coincidencia, el recinto para el orden de debate de la más nobles aspiraciones al servicio de la comunidad, toda vez que nos negamos a aceptar cualquier planteamiento que desde la subversión o desde la cobardía pretenda arrinconar nuestros Principios o hacer de ellos una reliquia”.
El discurso de Carlos Arias del 12 de Febrero de 1.974, oficializó el proceso reformista; y por ello lo he calificado de trascendental. Por mi parte, en un artículo que reconocí como propio, titulado “Señor Presidente”, publicado en el número 403 de la revista “Fuerza Nueva”, el 28 de Septiembre de 1.974, teniendo a la vista tanto dicho discurso, como lo publicado –y con amplia difusión- por la Agencia Cifra, el 11 de Septiembre. Sin nombrarnos, Carlos Arias aludía a la “incomprensión y reticencia de algunos sectores proclives a anclarse en la nostalgia (frente a la) legitimidad (anhelada) de un ancho espectro (en el) deseable pluralismo político”.El Fiscal General del Reino, a instancias del Gobierno, presentó querella contra mí artículo ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo. La querella fue rechazada.
No conozco ninguna biografía de Carlos Arias Navarro, pero si algunos datos que identifican y ponen de relieve su quehacer político. Destaco algunos de ellos, como los siguientes: en 1.929, teniendo 21 años y ganadas las oposiciones al cuerpo administrativo del Ministerio de Justicia, fue secretario del Manuel Azaña, que era jefe del Registro de Últimas Voluntades.
En un libro publicado por dicho Ministerio el año 1.990, se lee que Azaña y Arias se hicieron amigos o que sintieron “la simpatía o la complicidad de quienes se ven llamados a más altos destinos que el sillón burocrático”. Azaña quiso que Carlos Arias siguiera siendo su secretario cuando fue nombrado ministro, pero este no aceptó para poder seguir estudiando y ganar las oposiciones a fiscal, lo que consiguió en 1.933, siendo destinado a Málaga. En esta ciudad ejercía al producirse el Alzamiento y en ella continuó ese ejercicio, hasta que aproximándose a la ciudad los nacionales, se hizo encarcelar para ser “liberado” por estos.
Arias, había ganado también otras dos oposiciones (pues era muy inteligente). Tenía el título de notario, el de jurídico militar y se puso al servicio de sus libertadores.Terminada la guerra, en Julio de 1.939, se produjo el asesinato en la carretera de Extremadura del comandante de la guardia civil Isaac Gabaldón, que trabajaba en el Servicio Especial de Policía militar con Carlos Arias y Manuel Gutiérrez Mellado. Intervino, lógicamente la jurisdicción militar. Salieron a relucir los nombres de ambos en un procedimiento del que da cuenta detallada Luis Fernández Villamea en su libro “Gutiérrez Mellado. Así se entrega una victoria”, editado por Fuerza Nueva el año 1.995, al que me remito.
También vale leer el libro de mi nieto Blas Piñar Pinedo “Tesis prohibida”.Lo cierto es que nada de esto interrumpió la carrera política de Carlos Arias que, hay que repetirlo, llegó a presidir el último Gobierno de Franco y el primer Gobierno de la monarquía parlamentaria de la Transición.Con esta doble postura, que respondía a exigencias de determinadas vinculaciones, se explica la pregunta de quien habiendo llorado, y vimos llorar los espectadores de T.V al darnos la noticia de la muerte de Franco, se preguntaba, habiendo desempeñado un papel fundamental en la Reforma-Ruptura: “¿Estarán tranquilos los que ayer mismo juraban lealtad a unos Principios que han olvidado tan fácilmente?”. La pregunta se la hizo en un trabajo: “Por amor a España y al servicio del Rey”.
*Fundador de Fuerza Nueva, político, escritor y notario.
Dicen que “gutierrez mellado” estuvo involucrado en el asesinato de un militar que transportaba los archivos secretos del masoneria por orden de Franco . Hay libros sobre eso ….dicen…poend en google gutierrez mellado y archivos masoneria asesinato
Carlos Arias Navarro, como notario que fue debe tener guardado un archivo de protocolos muy importante para su analisis histórico. En 1981- 1982 hay uno de compra de helicópteros a Alemania por el que cobró unos 7.000 millones de pesetas de la epoca. Debe haber muchos mas y la pregunta es a dónde fue a parar esas fortunas. Sus golferias historicas son dificiles de demostrar, pero estas estan documentadas. Una de sus tecnicas era nombrar a 3 notarios para que firmaran por él, aunque el dinero lo recibia este personaje mason, carnicero y traidor como pocos ha habido en la… Leer más »
Hay que recordar que Arias Navarro era Ministro de Gobernación (Ministro de Interior)
como Ministro debería darle seguridad a Carrero Blanco el día de su asesinato,y Carrero solo llevava un guardaespalda,esto no tiene lógica.
Como este personaje hubo muchos que colaboraron con el régimen republicano y después de la guerra se cambiaron la chaqueta para seguir viviendo de la política, al igual que pasó después del franquismo,
Este no la había palmado o es un primo ?
!!*!!
Si no fueses un niñato podría ser hasta tu padre…
Menudo traidor.
Y qué ingenuos fueron los ganadores de la guerra al creer y aceptar a este individuo, olvidando que había sido íntimo de Azaña y sin sospechar que era un infiltrado de la masonería internacional. Seguro que en la lista negra de Gabaldón aparecía el nombre de este sujeto y el de Gutieerez Mellado. Por eso lo mataron.
Masón Azaña, masón éste…. asi nos va
Lo cierto es que, hay individuos que no se sabe muy bien el porqué tienen pero el caso es que tienen esa rara habilidad para estar en misa y repicando. Bueno, en el caso de Arias Navarro no tiene ningún misterio la cosa, pues al ser tan listo como aquí se nos explica esas dos cosas a las que me refería antes serían para él pan comido. Vamos que, al parecer era un hombre que valía lo mismo para un roto que para un descosido. De ser capaz de romper a llorar por la muerte de Franco, a descojonarse vivo… Leer más »
¿Para qué ha servido el pluralismo político a parte de para dividir, robar y multiplicar el número de parásitos que viven de la política?
36 años de humillaciones y traiciones. Ojalá llegue el día de la venganza contra todos estos perjuros, paniaguados, y traidores a España y servidores de intereses ocultos que nada tienen que ver con el bienestar de los españoles y la grandeza de España.