Un estudio de la Universidad norteamericana de Notre Dame afirma que personas que fueron entrenadas para decir menos mentiras durante 10 semanas presentaron mejoras significativas en su salud, como tener menos tensión.

Preguntado sobre la cuestión Rubén González, autor del artículo ‘El engaño y la mentira en los trastornos psicológicos y sus tratamientos’, señaló: “No tendría que tener un beneficio para la salud. Depende del tipo de mentira y del contexto”.

González explicó que existen varios tipos de mentiras, todas ellas dependen “del objetivo”. “Puede tener el objetivo de protegernos, puede ser una mentira narcisista. También puede ser una mentira jocosa que tiene una función de establecer vínculos”.

Otro tipo de mentiras son las “generosas, que provocan situaciones que hacen un bien, evitando un disgusto. A veces hay que buscar parábolas para llegar a la verdad”, explica González, para quien “la mentira forma parte de la vida. A veces si no mintiésemos no podríamos funcionar en la vida, es algo que está totalmente intrincado hasta en los animales, como en el caso del camaleón, que se mimetiza”.

“Hay muchas mentiras de cortesía, como decirle a nuestra pareja, diciéndole que va guapa cuando pensamos que no lo va”, ha contado Rubén González.

Por su parte, Jaime Guitiérrez, criminólogo y experto en mentira, si es cierto lo que dice este estudio. Para Gutiérrez, “no en todas ocasiones decir la verdad tiene efectos beneficiosos para la salud. La ansiedad que provoca saber la verdad es más perjudicial que la que provoca mentir”.