El pasado 11 de Septiembre, una multitud de catalanes recorría las calles del centro de Barcelona. La manifestación, convocada por la organización soberanista Asamblea Nacional Catalana (ANC), contó con el apoyo gubernamental de CiU, pedía la independencia de Cataluña, si bien muchos de los participantes salieron básicamente a protestar por el injusto trato económico y mediático que se da a nuestro país, y con la voluntad de decir al Gobierno central que es necesario salir de la encrucijada actual.

La mayoría de los participantes en esa marcha, fueron bien intencionados catalanes indignados por las constantes injusticias del Gobierno central contra Cataluña. Otros –como Artur Mas- fríos calculadores, que sólo 48 horas después de la manifestación no dudaron en “rebajar” el nivel de exigencia y pasar a hablar de “pacto fiscal”; en resumen, han utilizado a un millón de catalanes para negociar ante Rajoy lo que ellos querían y como ellos querían.

Plataforma per Catalunya ha dicho siempre y mantiene ahora que no es partidaria de la independencia, que está a favor del proyecto común español y que para que este proyecto sea válido, se deben respetar al máximo las señas de identidad catalanas y se ha de llegar a una situación fiscal justa que ahora no tenemos. Pero además de por cuestiones ideológicas, hemos de decir que la independencia que plantea Artur Mas, es una fantasía que en nada solucionaría los problemas actuales de Cataluña.

La Catalunya independiente de Mas no sería capaz de trazar una política económica que nos sacara de la crisis, pues debería someterse igualmente a los recortes dictados por la UE, que Mas ya ha venido aplicando con implacable rigor durante el tiempo que está en el gobierno.

La Catalunya de Mas no tendría la menor potestad para poner barreras arancelarias a los productos del Tercer Mundo que han destruido nuestro sector agrícola e industrial.

La Catalunya de Mas no haría nada por repatriar a los miles de inmigrantes parados, que como dice el prestigioso economista Santiago Niño Becerra, son uno de los principales lastres de nuestra economía. Y para terminar, y casi lo más grave, la Cataluña independiente de Mas traería el millón de niños del Tercer Mundo que pedía el disparatado Àngel Colom e iniciaría una política de sustitución demográfica, marginando a los catalanes en favor de los mal llamados “nous catalans”: en este sentido, la Cataluña independiente de Mas sería el asesinato demográfico de nuestra querida Cataluña.

Entonces, ¿qué pretende en realidad Artur Mas? La escenificación del 11 de Septiembre tenía para él un doble objetivo: por un lado lanzar una cortina de humo sobre su nefasta gestión en lo que lleva de legislatura y por otra presionar al PP para lograr el “pacto fiscal” o lo que es lo mismo: poder gestionar más presupuesto. Ambas cosas son negativas para Cataluña. Mas i CiU deben aparecer claramente ante la sociedad catalana como los autores de los dramáticos recortes que están afectando de forma grave a las clases medias y populares catalanas, dicho sea de paso, recortes aprobados con el apoyo del PP. En cuanto a la posibilidad de gestionar más dinero, CiU es un partido agujereado por la corrupción, ejemplo del nepotismo y el saqueo organizado de las arcas públicas y con un exponente como Oriol Pujol, quien en poco tiempo está batiendo todos los récords de corrupción, y por lo tanto son los menos adecuados para manejar más dinero que seguro no dedican a los catalanes necesitados, sino a llenar sus bolsillos y a financiar su último capricho, los llamados “nuevos catalanes”, una legión de inmigrantes que salieron en procesión el día 11 para apoyar las pretensiones de sus mecenas convergentes.

Plataforma per Catalunya está a favor del pacto fiscal… siempre que no sea gestionado por CiU o por los herederos del tripartito; porque estamos a favor de un “pacto fiscal” que favorezca a los catalanes, no que enriquezca a la casta.

En esta deriva propagandista y de pérdida de sentido común generalizado hemos de señalar también las desafortunadísimas declaraciones del presidente del partido Ciudadanos, Albert Rivera, en las que afirmaba pretender liderar un “frente unionista” y “separar a Barcelona del resto de Cataluña”. Es precisamente en los momentos de tensión y enfrentamiento cuando un político debe demostrar su serenidad y su prudencia tanto en lo que dice como en las palabras que usa. Recordamos al señor Rivera que lo de “frente unionista” es un término que hace referencia a los años de enfrentamiento y guerra civil en Irlanda del Norte, en los que dos comunidades divididas por el odio mutuo se enfrentaron violentamente causando miles de muertos civiles, nosotros no queremos nada parecido en Cataluña, el señor Rivera no debe jugar con ese fuego. Del mismo modo le indicamos que ni Barcelona, ni Cataluña, ni España necesitan nuevos Muros de Berlín para dividir y enfrentar. Rivera apuesta por el enfrentamiento violento y la división, Plataforma per Catalunya por la convivencia, la armonía y la colaboración y el entendimiento entre todos los catalanes.

Como catalán quiero terminar este artículo señalando el profundo rechazo y la indignación que me producen la cantidad de comentarios de odio y desprecio hacia Cataluña que se han leído estos días en redes sociales y diversos medios de comunicación, una ofensa a los catalanes como pueblo y como sociedad que no vamos a seguir permitiendo. De nuevo hago una llamada a la responsabilidad a quien corresponda para que en el resto de España, se haga toda una pedagogía de educación y de respeto hacia Cataluña, empezando por el PP que demasiado frecuentemente juega al condenable y despreciable juego.

*Presidente de Plataforma per Catalunya (PxC)