“El nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia”
“El nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia”. Miguel de Unamuno. A ver si nos aclaramos: puesto que solo, únicamente las personas, los individuos, tomados de uno en uno, son merecedores de poseer “derechos”, tal cual afirma Ayn Rand, la expresión “derechos del individuo” es una redundancia, que es imprescindible usar para salir del caos intelectual en el que estamos inmerso, pero no deja de ser una contradicción en sí misma.
Cualquier grupo o “colectivo”, independientemente del tamaño, es solo una suma de individuos, y como tal asociación, congregación, corporación, comunidad, banda, pandilla… no posee otros derechos que los que poseen sus miembros de manera individual.
En una sociedad libre los “derechos” de un grupo concreto de personas, derivan exclusivamente de los derechos de sus miembros, a través de su elección individual y voluntaria y del acuerdo contractual que formalizó su agrupamiento, y no son sino la aplicación de esos derechos individuales a objetivos, a metas específicas comunes. Todas las metas que pretenda un grupo legítimo siempre deberán estar supeditadas a los derechos que poseen los participantes a la libre asociación y el libre comercio. Entiéndase como “legítimo”, no criminal, un grupo libremente formado en el que nadie esté obligado a participar.
Otra cuestión no menos importante es la de que una persona no debe adquirir “nuevos derechos”, por el simple hecho de incorporarse a un grupo, como tampoco se la ha de privar de ninguno que ya poseyera antes de la incorporación.
Cualquier grupo que no reconozca este principio no es una asociación legítima, sino una pandilla o una turba. Cuando los principios que inspiran las actividades de un grupo, ignoran, no tienen en cuenta los derechos individuales, se tiende a la arbitrariedad, a violentar, al linchamiento legalizado.
Considerar que existen “derechos colectivos” (lo cual implica que los derechos pertenecen al grupo, y no a individuos) significa que los “derechos” pertenecen a algunas personas, pero no a otras; que algunos humanos tienen el “derecho” de disponer de otros como les plazca, y que el criterio para esa posición tan privilegiada consiste en la superioridad numérica. Nunca ha habido justificación para tal aberración, y nunca la habrá, nadie podrá nunca argumentar racionalmente para dar validez a semejante perversidad.
Estas “ideologías”, estas doctrinas colectivistas, se basan generalmente en algún tipo de misticismo, modernamente en una especie de “mística social” que concibe a la sociedad como un superorganismo, como algún tipo de entidad sobrenatural separada y superior a la suma de sus miembros individuales.
Esta perspectiva, absolutamente amoral, esta mística colectivista está particularmente presente en la actualidad, en lo que algunos denominan derechos nacionales.
Quienes profesan esa “religión” ignoran a propósito, que un determinado grupo de personas que viven en un territorio concreto, como cualquier otra agrupación humana, no deja de ser una simple suma de individuos, y no puede arrogarse otros derechos que los de sus ciudadanos individuales. Las vidas y las propiedades de las minorías o de los que disienten nunca deberían correr riesgo alguno, jamás deberían estar en juego, nunca deberán supeditarse al voto y ninguna decisión mayoritaria las deberá poner en peligro: ningún individuo o grupo deberán poseer un cheque en blanco de poder sobre los demás. Una cuestión es que cualquier agrupación de individuos posea derecho a su soberanía (derivada de los derechos de sus ciudadanos) y derecho a exigir que esa soberanía sea respetada por todas las demás comunidades; y otra cuestión es que una asociación de individuos se arrogue potestades dictatoriales, a la manera de las tiranías, las dictaduras, o de las tribus salvajes.
Ni la geografía, ni el color de piel, ni el idioma, ni la tradición, ni ninguna otra circunstancia personal pueden otorgar a algunos seres humanos el “derecho” de violar los derechos de los demás. Igual que los derechos de los individuos a la libertad de acción no incluyen el “derecho” a cometer crímenes (o sea, violar los derechos de los demás), el derecho de una colectividad a determinar su propia forma de gobierno no incluye el derecho de establecer una sociedad de esclavos (o sea, la esclavitud legalizada impuesta a algunos hombres por otros). No existe el “derecho a esclavizar” o privar a otros de derechos. Los derechos del individuo nunca deberán estar sujetos a votación pública; una mayoría no posee el derecho de eliminar por votación los derechos de una minoría; la función política de los derechos es, precisamente, la de proteger a las minorías de toda opresión ejercida por las mayorías, y nunca olvidemos que la minoría más pequeña del planeta Tierra es el individuo.
Que se sepa, nunca ha habido ningún régimen nacionalista-populista-colectivista que haya conseguido, o que de veras lo pretendiera, poner remedio a la injusticia, mejorar la vida de los más favorecidos, acabar con la pobreza (miseria tanto económica como cultural)
Ningún sistema político nacionalista-populista como el de Artur Mas en Cataluña, pongo por caso, o el anterior del denominado “tripartito” (integrado por separatistas, comunistas y nacional-socialistas) ha promovido nunca una verdadera educación, orientada a fomentar el pensamiento crítico, a erradicar las formas de pensar acientíficas, supersticiosas, las diversas formas de fanatismo. Los programas políticos de gobiernos como los habidos en Cataluña (y en las demás “taifas” regionales) durante los últimos treinta años, nunca han tenido como objetivo lograr un desarrollo sólido y perdurable (sostenible lo llaman ahora).
Realmente lo que menos les interesa son los derechos de las personas, les despreocupan, les traen al fresco los intereses de la gente corriente, y por supuesto les importa un bledo la salud de las instituciones “democráticas”, la participación ciudadana, y toda la retahíla con la que adornan sus discursos vacíos.
Muy al contrario, procuran crear más y más situaciones de dependencia asistencial, fomentando el clientelismo-servilismo, “estómagos agradecidos”, servidumbres más o menos voluntarias, todas las formas posibles de subsidios, y adoctrinan a la población inculcándoles “valores” cargados de resentimiento, de revanchismo, o como poco de perplejidad y confusión… Se trata de conseguir lealtades a ultranza, la adhesión inquebrantable de la mayoría, eso sí, mayorías “secularmente supuestamente oprimidas, maltratadas y con enormes carencias”. Las diversas formas de colectivismo, los diversos fascismos, recurren a estrategias semejantes: se inventan un enemigo exterior, se inventan un enemigo interno y un enemigo en el pasado reciente. Por supuesto, para “echar balones fuera” la responsabilidad siempre es de otros, de la etapa política anterior, la “deuda histórica” también lo llaman. De ese modo podrán seguir medrando y malversando por mucho tiempo y con total impunidad.
Así que, la próxima vez que usted se encuentre con uno de esos iluminados que dicen perseguir el interés colectivo, el bien publico; que le restriegue en la cara, con rencor que “ciertas metas muy deseables no pueden alcanzarse sin la participación de todos”, dígale que, si no puede obtener la participación voluntaria de todos, será mejor que esa meta no se alcance, y que las vidas humanas no le pertenecen, ni tiene derecho a disponer de ellas.Es absolutamente falso que se tenga que ser forzosamente colectivista, nacionalista, de una u otra “nación. Los nacionalismos no tienen nada de progresistas, todo lo contrario. Las disputas nacionalistas, los problemas como el de “Cataluña”, no son más que luchas por el poder de políticos profesionales, que no tienen nada que ver con la gente corriente. El problema, lo verdaderamente preocupante es que se ha logrado convencer a muchos de nuestros conciudadanos de que “lo nuestro”, lo que nos diferencia de los otros, el ser de un determinado lugar es signo de progreso, cuando lo principal, lo que realmente nos hace avanzar, crecer, es lo que nos une con los demás, y no lo que nos separa.
Los regímenes democráticos propiamente dichos, los regímenes no nacionalistas, no populistas no participan de la ristra de corrupciones mencionadas a lo largo de este escrito.
No practican el personalismo narcotizante, anestésico, no manipulan los medios de comunicación, no usan de forma arbitraria el presupuesto, no alientan el odio, no desprecian la legalidad vigente, no boicotean la seguridad jurídica, no temen la alternancia, no descalifican a la oposición, no espantan las inversiones sino que las reciben con los brazos abiertos, se abren al comercio exterior y no distorsionan las estadísticas para engañar a los ciudadanos y hasta cuidan las formas.
Los regímenes democráticos –no populistas-poseen un mayor nivel de bienestar y de crecimiento, son previsibles e infunden más confianza. Por eso nos vamos quedando en el vagón de cola, en el “trasero del mundo”, pese a las enormes potencialidades que seguimos manteniendo inactivas por responsabilidad de los gobiernos populistas pseudo progresistas que hipnotizan, esclavizan y embrutecen.La persona más peligrosa para determinados gobiernos es aquella capaz de pensar cosas por si misma, sin importarle supersticiones ni tabúes.
El mayor de los temores de ciertos gobernantes es que este tipo de persona llegue a la conclusión de que el gobierno bajo el que vive es deshonesto, demente e intolerable.
“Contra el capital lucha radical” permíteme que te diga que tienes una grave “gastroenteritis mental” producida por la ingestión de alimentos en mal estado, seguro que te has tomado un gazpacho con malos ingredientes… ¿Qué carajos tiene que ver el “patriotismo” con el nacionalismo? Como se dice en mi tierra, confundes las ovejas churras con las ovejas merinas… Anda, documéntate un poco,y después hablamos..
hombre si eres patriota defiendes una lengua una bandera una cultura una religion una nacion , con esto te callo ya borrego
¿o tal vez te crees que un liberal del pp ciu pnv ect defienden las cuestiones identitarias por amor a las mismas ? no te confundas un nacionalista ama su patria y esta esta por encima del capital cosa que un liberal hace justamente lo contrario un señor liberal amante el del sistema donde hay patron no manda marinero defiende las cuestiones identitarias por una unidad de mercado , no es lo mismo una economia de un pais de 45 millones de habitantes que una economia de muchisimos menos habitantes por eso un liberal por ejemplo del pp defiende la… Leer más »
Lo que tenemos que hacer todos los españoles que residimos en Cataluña es retirar todas nuestra cuentas bancarias de la Caixa y otra entidades catalanas. No repostar en Repsol ni en otras gasolineras catalanas y no comprar cava ni otros productos catalanes. (su código empieza por 15).
Evita coger el 15.No te vaya a dar un soponcio.
“El nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia”
El liberalismo es la chlfladura de exaltados a perder por indigestiones de avaricia y codicia.
el nacionalismo es necesario para contra restar las fuerzas apatridas y destructivas