El ex gobernador de Massachusetts ha conseguido colocar al Partido Republicano donde pocos vaticinarían hace tan solo un año: en el empate técnico frente a Obama en numerosas encuestas. El candidato republicano, que apenas convencía al inicio del proceso de primarias, se ha beneficiado del ocaso de todos y cada uno de sus contrincantes hasta llegar a la posición que deseaba desde 2007, cuando perdió la carrera interna de su partido ante John McCain.

Willard Mitt Romney ha desempeñado una única legislatura como gobernador en Massachusetts (2003-2007). Su gran gesta política al frente del Estado fue la aprobación de la Ley de Sanidad, que garantizaba el acceso universal. Sus posiciones intermedias y su condición de obispo mormón no hace sino despertar multitud de recelos entre las filas de su partido, si bien es cierto que ha sabido canalizar los tiempos e incluso arrebatar al actual presidente el apoyo de grandes flujos financieros para la carrera recaudatoria, como algunos de los más paradigmáticos de Wall Street.

A Romney se le dan bien los debates televisados, si bien ha mantenido un perfil mucho menos mediático que su contrincante. Fue una sorpresa su victoria ante Obama en el primero de ellos, aunque no tuviera la misma suerte en el segundo ni en el tercero. La capacidad dialéctica y marketiniana de su rival es mucho más poderosa, pero puede decirse que ha conseguido no sólo no perder posiciones sino consolidarse.

Su camino hacia la Casa Blanca está plagado de piedras, como el caso Richard Mourdock. El aspirante al senado por Indiana, afín al Tea Party, comentó que los embarazos fruto de una violación son deseo de Dios. Un ejemplo de cómo una declaración puede trasladar el foco de la campaña a un tema inesperado; Romney se apresuró en repudiar el comentario, si bien no ha retirado el apoyo a Mourdock.

Pese a no convencer desde el primer momento, Mitt Romney es el único perfil republicano que ha mantenido una trayectoria estable en un proceso tan frenético como el de las primarias, donde siempre destacaba entre los posibles candidatos.

Los candidatos republicanos que quedaron en el camino

Hace ahora un año, el Partido Republicano no encontraba el candidato sólido a la presidencia. Si el Tea Party se presentó en 2009 como el único movimiento capaz de despertar gran fervor popular y cosechar resultados de envergadura para el Partido Republicano, hoy ha quedado claro que no estaba llamado a protagonizar la actual campaña. Sus candidatos, la exgobernadora de Alaska y mediática Sarah Pallin no presentó su candidatura y Rick Perry, que al principio partía como favorito, se desinfló en la carrera de popularidad. Lo mismo ocurrió con Michelle Bachmann, cuyo nombre sonaba con fuerza al principio.

Otro de los que partía como favorito pero cuya popularidad bajó como la espuma es Herman Cain, empresario sin experiencia política que presentaba una candidatura fresca y con lemas directos como el del ‘999’ (con el que prometía una armonización de los impuestos de renta, sociedades y ventas al 9%) pero sobre el que planeaba un doble caso de acoso sexual de la década de los 90.

A pocos días de las Presidenciales de noviembre de 2012, entran en debate conceptos concernientes a la gobernanza global que repercuten al mundo, a Europa y a España. Queda por ver si los estadounidenses darán a Obama la oportunidad de revalidad mandato y terminar su proyecto progresista o apuestan por un giro.