Banderas de nuestros padres
Cuando digo padres no me refiero a los biológicos; o mejor dicho no exclusivamente a ellos. En mi caso concreto hablo de todas esas personas de cuyo saber intenté beber y que de alguna manera me educaron en el amor a la Libertad. Aquellos que me pusieron en el carril de creer que la Libertad es el primer objetivo a conquistar a nivel individual y social. Mi padre y mi madre, sí, pero también muchos más. No sería capaz de hacer una lista con toda la gente que enarbolando ese estandarte pronto consiguió que decidiera alinearme en sus filas.
Y sin embargo hoy veo esa bandera como el estandarte de nuestros Tercios en Rocroi: pisoteada, rota, hecha jirones…y no por sus enemigos, que nunca pudieron con ella, sino por muchos que proclamando rendirla militancia la han usado para su propio interés y han convertido al credo de la Libertad en otra ideología más, otra promesa de edén en la Tierra. Otro caso encajable en el orteguiano “no es esto”.
Porque mis padres jamás creyeron que su bandera iba a ser usada como pretexto para aprovechados, ni como proa para injusticias. Nunca imaginaron que nadie, con esa bandera en la mano, fuese a justificar ruinas sociales y dramas personales. No pudieron de ninguna manera presentir que su bandera iba a ser tomada por unos pocos para su provecho a costa de la vida y hacienda de muchos, no sospecharon jamás que sería invocada de manera falsaria con el exclusivo objeto de sacar lustre a algunos ombligos, y menos aún que quienes la usaron en su beneficio y parieron un fracaso a tiempo vencido, iban a huir hacia adelante llevándola sin rubor en la mano. Mis padres no cuidaron de esa bandera para que quienes han hecho de ella un marco para lo peor, vivan sin cargo alguno que castigue tanto daño como han causado.
Vaya ahora y háblele de la “mano invisible” de Adam Smith a quien ha perdido trabajo y subsidio mientras quien manda en la empresa para la que trabajaba se ha subido el sueldo un 200%. Lo más probable es que le ofrezca a usted una mano…pero de otra cosa. Dígale que la bondad del libre mercado le ha traído bienestar y progreso, hágalo mirándole a la cara, a ver qué le contesta.
No sé qué parte de Tocqueville, Mises o Popper me he perdido. Jamás podría extraer de ellos la idea de conversión del individuo en un ser exclusivamente productor/consumidor ¿No es más propio eso de una pesadilla de Orwell? Ignoro cuándo se decidió que se usaría la Libertad para partir a la sociedad en dos mitades tan poco simétricas, y me pregunto si vamos hacia la clase social única, hacia el convenio colectivo único… Desconozco quién o quiénes decidieron aplastar a las referencias y poner monigotes en su lugar.
Mire a su alrededor y vea cómo la vulgaridad colectiva se fomenta a velocidad de vértigo, con la Libertad como bandera. Es curioso, la idiotización social, tan querida por los enemigos de lo libre, ha acabado resultando arma imprescindible para quienes llevan la bandera de mis padres. Técnicas totalitarias y bolcheviques al servicio de la Libertad. Estamos rodeados.
¿Dónde ha quedado la Excelencia en este páramo presuntamente libre? ¿Qué extraña falacia ha servido para esparramar la ordinariez de esta manera? ¿En qué momento perdió la Libertad su vocación por la mejora? ¿Qué tiene que ver la Libertad con el culto, publicidad, puesta en mercado y venta de lo cutre? ¿Qué fue de la calidad como presunto regulador de mercado? ¿Dónde está todo? ¿Dónde se ha ido?
¿Qué han hecho con las banderas de nuestros padres?
Extraordinario artículo.-