La bomba atómica que cayó sobre Palomares
Un choque aéreo entre dos aviones militares estadounidenses situaba mundialmente en el mapa a la localidad almeriense de Palomares. El 17 de enero de 1966 un bombardero y un avión nodriza de la Fuerza Aérea de EE.UU. colisionaban y de ellos caían cuatro bombas atómicas. Tres se recogieron de tierra, pero la cuarta se precipitó al mar y su rescate se convirtió prácticamente en una cuestión de Estado.
Siete ocupantes de las aeronaves -que quedaron carbonizadas- perecieron en el siniestro y cinco más lograron salvar su vida gracias al paracaídas. Con el recuento de víctimas hecho, la máxima preocupación de las autoridades -especialmente de las norteamericanas- era localizar el artefacto radioactivo que se hallaba en el fondo del mar. Había (poca) preocupación por la posible contaminación y especialmente porque la bomba atómica no cayera en manos “enemigas”. Por ello, fueron muchos los medios dedicados a la tarea. El ejército americano se instaló en la zona.
El famoso baño de Fraga
Por contra, lo único que inquietaba a la población era saber si la caída de las bombas, especialmente la que aún se encontraba debajo del agua, había contaminado las aguas almerienses. Por ello, el 8 de marzo el embajador de Estados Unidos, Angier Biddle Duke, y el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, se zambullían en la playa aprovechando “la buena temperatura” para demostrar al pueblo llano que no había ningún riesgo para la salud. El famoso baño se convirtió en la imagen del suceso.
Localizan la bomba
Un mes después del choque de los aviones se empezaba a rumorear que las tareas de rescate habían dado sus frutos: la bomba había sido localizada. Los equipos de salvamento hacían caso a Francisco Simó Orts, un pescador de Águilas que el día de autos había presenciado el siniestro y sabía indicar el punto exacto en el que había caído el artefacto. Las fotos tomadas desde el submarino certificaban que la bomba se encontraba envuelta en un paracaídas donde Simó había señalado. “La Vanguardia” entrevistaba entonces al marinero, que a raíz del suceso fue conocido como “Paco el de la bomba”. Se había convertido en un ídolo.
Pero los trabajos para sacar a flote la bomba iban a durar más de lo esperado. Mientras, se cargaban bidones de arena contaminada que iban directos al cementerio atómico de Carolina del Norte. Y la marejada dificultaba la labor de rescate. La población vivía en vilo.
El explosivo sale a flote
Por fin, el 7 de abril, 80 días después del accidente, la bomba salía a flote y era subida a uno de los barcos de la “Task force” ante la atenta mirada de numerosas personalidades. Los militares norteamericanos se disponían a levantar el campamento.
Francisco Simó, responsable en buena parte del importante hallazgo, era agasajado en la embajada de Estados Unidos en Madrid. Y la Marina le “pasaba la factura” del rescate a las Fuerzas Aéreas.
El suceso tuvo una repercusión tal que atrajo a cineastas de todo el mundo que se planteaban hacer una película.
¿Radioactividad?
Y aunque las autoridades dijeron en su momento que no había peligro para la salud -el baño de Fraga tuvo el claro objetivo de tranquilizar a la población-, 20 años más tarde los científicos estudiaban los efectos de la bomba en la población y meses después expertos catalanes en Medicina aseguraban que Palomares era la zona del planeta con mayor contaminación de plutonio.
Con motivo del 20 aniversario del suceso, La Vanguardia recordaba lo sucedido aquel 1966. Y los vecinos pedían un prórroga para solicitar las indemnizaciones cuyo derecho expiraba en breve.
Y aunque 45 años después la historia se recuerda por la célebre foto de Fraga bañándose en unas aguas que más tarde se supo que sí se contaminaron, lo cierto es que si hubo un auténtico protagonista aquellos días, éste no fue otro que “Paco el de la bomba” un humilde pescador que guió a los militares de la gran potencia norteamericana hacia su objetivo y que cuando todo pasó, siguió faenando con su pequeño barco por unas aguas que no volverían a ser las mismas.
yo opino q el q viva alli vive en una lluvia de meteoritos o una de fuego yo
prefiero hacerme un refugio pero pero… bien echo para sobrevivir para :
no quedarme en la nada para SOBREVIVIR A LAS BOMBOS .
eso es lo q opino yo , mi familia , otras familias y personas q son libres de
escojer :
SI QUIEREN VIVIR O NO QUIEREN VIVIR
yo espero su respuesta espero q sea SI QUIERO VIVIR no quiero q sea NOQUIERO VIVIR