La peruana encargada del ‘Palacio de Oro’ de Jerez simuló su propio secuestro para saquear el local
Al final resultó que la denunciante era precisamente la delincuente. La peruana Juani C. R., encargada del ‘Palacio de Oro’ de calle Francos en Jerez, de 53 años, resultó ser la persona que se encargó de expoliar el lujoso establecimiento aprovechando la ausencia del propietario, el súbdito alemán Wolf Endisch, que estuvo de viaje desde el pasado mes de octubre. En este tiempo, presuntamente, vació el local de todo cuanto tuviera valor. Y acto seguido se inventó una historia que los investigadores no creyeron desde el primer momento.
La Unidad de Delitos Violentos (UDEV) del Cuerpo Nacional de Policía se hizo cargo del caso después de que la mujer denunciara que había sido secuestrada y amordazada durante días en un cuarto de baño mientras una banda de al menos media docena de personas -así lo informó a este medio y a los investigadores- se llevaba todo objeto valioso que hubiera en el establecimiento.
Las sospechas de que algo extraño estaba sucediendo fueron constantes en los agentes de la UDEV desde un primer momento. El hecho de que la mujer dijera que logró salir del baño con la varilla transversal de una percha de madera (una varilla frágil y quebradiza) fue determinante para saber que la mujer o mentía o no contaba toda la verdad. El principal objetivo de los agentes fue localizar los enseres robados, máxime si se tenía en cuenta que el propietario carecía de seguro y se trataba del fruto de cuatro décadas dedicadas al coleccionismo.
Gestiones practicadas entre coleccionistas y anticuarios de la provincia depararon el hallazgo de buena parte de los enseres, desde piezas de alta bisutería a muebles e incluso lámparas. Este medio tuvo constancia de que hace poco más de un mes un comprador se llevó varios relojes tras pagar 4.000 euros. Las investigaciones concluyeron que la mujer se dedicó a vender desde hace aproximadamente dos meses cuanto había dentro del ‘Palacio de Oro’. Deberá ser la Justicia la que dictamine si los enseres son devueltos a su propietario inicial (el súbdito alemán) o deberá ser éste quien los reclame por vía judicial.
Los cargos a los que se enfrenta la súbdita peruana son los de apropiación indebida y una simulación de delito. Ayer fue puesta a disposición de la autoridad judicial que la dejó en libertad con cargos.
Que se joda el alemán por contratar gentuza de fuera, en vez de contratar a un autóctono, no me extrañaría que la tuviera sin dar de alta, en fin lo dicho que se joda.
Seguid contratando inmigrantes cabroncetes empresarios…
¿Ir a un establecimiento de lujo y que me atienda una inmigrante-mano de obra barata?
Para eso me voy al mercadillo.