Carta imaginaria de Francisco Franco a los españoles
Españoles: No me apetece escribiros dada la vergüenza que siento después de lo visto. He bajado del cielo unos días, y mi decepción es infinita al contemplar una España que casi no conozco, salvo por alguna de las grandes obras impulsadas bajo mi mandato y que aún permanecen en pie. Nunca pude imaginar que llegaríais a esto, a rebajaros tanto, solo después de 35 años de mi muerte.
Os dejé escrito en mi testamento político: “por el amor que siento por nuestra patria, os pido que perseveréis en la unidad y en la paz”. Sin embargo encuentro una España partida en 17 inútiles y costosos parlamentos, con sus 17 gobiernos descoordinados, con sus políticos autonómicos fomentando el odio entre los españoles y subrayando lo que nos separa y nunca lo que nos une, sin amor por el resto de las regiones españolas. Y para mayor torpeza habéis multiplicado exponencialmente el número de las casi escasas e imprescindibles leyes que yo os dejé.
¡Qué vergüenza! ¡Cómo han dejado tirado al pobre obrero español, al que tanto le debemos. De no haber sido por su respaldo y sacrificio, España habría quedado sumida en el comunismo y en la pobreza crónica. ¿Habéis olvidado ya de que a mí me llamaban “el centinela de occidente” por salvaguardar vuestros valores españoles de independencia, libertad y justicia, frente a la barbarie comunista?
Dejé una España con pan y trabajo para todos, y ahora con gran pena veo a casi seis millones de parados, a los obreros sin poder adquirir una mala vivienda, a familias enteras acosadas por los bancos y sobre las que pesa la amenaza del desahucio a la vivienda, a una juventud sin norte y sin futuro… Durante mi mandato logramos hacer realidad lo de “ni un hogar sin lumbre, ni un español sin pan”. ¿Qué habéis hecho, españoles?. Yo procuraba trabajo para todos, y la mayoría, en apenas una década, teníais pagada vuestra casa con la que acoger a vuestra familia.
Nos preocupamos de que no le faltara casa al obrero más humilde, construyendo barrios populares por todos los rincones de España, y para eso exigí al ministro de la Vivienda que nunca se os subiera el importe del pago de la vivienda, aunque subieran los salarios, o se crearan nuevos impuestos. También os proporcioné universidades gratis para vuestros hijos, cobertura social para vuestros mayores, sanidad gratis para todos…
En la España de hoy, ningún joven puede independizarse y contribuir a levantar a España con su trabajo ni comprarse una vivienda. Además, habéis aprobado tantas leyes inútiles y tantas trabas a los emprendedores, que hoy la riqueza y la calidad de vida se concentra en manos de unos pocos, la mayoría políticos. ¿De qué os sirven ahora tantos impuestos? ¿Vivís mejor y con más libertad ahora que cuando yo entregué mi alma al Altísimo?
Os dejé una España con las cuentas saneadas, en las que los alcaldes y concejales apenas cobraban nada del erario público; ahora veo, escandalizado, que España tiene una astronómica deuda pública a punto de sobrepasar el billón de euros, por lo que se ha tenido que incrementar los impuestos hasta el infinito y menguado así la economía de los españoles
¿Dónde está mi querida España de las campanas y las cruces? No veo más que inmigrantes por todas partes. No se ven curas, ni monjas. ¿Os habéis dejado arrebatar la sana moral cristiana? Sois el hazmerreír del mundo al subvencionar a toda esta chusma que os ha quitado el trabajo, echado de vuestras viviendas, apartado de Dios y a punto de perder hasta la misma Patria.
Me llamaban “genio de la guerra y gobernante para la paz”: los únicos enemigos que tuve son los que lo fueron de España, y sin embargo, tras mi muerte, se cuentan por miles las victimas del terrorismo y nadie se acuerda de ellos, perdiendo honra y honor los que se suponen habrían que ser guardianes de la ley, y permitiendo que sus cómplices, sin pedir perdón ni condenar sus propios actos de violencia, acampen por España, quebrantando el espíritu y hasta el imperio de la ley que había de garantizar el derecho a la vida y a la libertad de todo ciudadano español. Y a esa maltratada Guardia Civil, que tanto me apoyó y se sacrificó por España, la hacen callar para que se trague sus vergüenzas.
Y por si fuera poco, habéis suprimido el servicio militar, en el que los jóvenes aprendía a ser mejores patriotas, leales compañeros y donde el analfabeto aprendía a leer y el prepotente aprendía a ser humilde.
Os dí la Seguridad Social, el mejor legado de justicia, solidaridad y paz entre todos vosotros, una obra que era mi mayor orgullo. Con ello se os cubría la vejez, los accidentes, las enfermedades, los gastos sanitarios, el desempleo, la orfandad y la viudez… Ello no habría sido posible sin el trabajo y la solidaridad de los empresarios y trabajadores, de todos los que contribuyeron a sacar España adelante. Hoy la habéis adulterado y abusado de ella, malgastáis sus fondos para ir subvencionando a extraños y hasta a esos sindicatos que dudosamente os representan, y que no tienen otro objetivo que repartir la miseria entre vosotros para que sus dirigentes y lierados puedan vivir a cuerpo. Aquellos sindicalistas de pecho azul nunca habrían permitido una ataque tan feroz contra el obrero como el que ahora sufren.
También os habéis olvidado de lo más importante: facilitar el trabajo a aquellos que deben aportar la solidaridad de sus cotizaciones, y que no son otros que esos largos cinco millones de españoles que viven bajo la incertidumbre y la indignidad que supone el desempleo.
Tras la guerra, vuestros padres tuvieron que trabajar muy duro para sacar a España de la miseria en la que la dejaron; debieron vivir de modo austero, sacrificar su salud por la vuestra, procuraros unos buenos estudios; os dejaron una España y un futuro en condiciones envidiables. Y vosotros, sin embargo, os habéis puesto a despilfarrar a mansalva, a fomentar la cultura de la subvención y de la picaresca, a eliminar las señas identidarias propias de nuestras gloriosas tradiciones.
¿Qué herencia dejaréis para vuestros hijos y nietos?. ¡Me dais una gran pena! Solo si volvéis a los valores del trabajo, del esfuerzo, del sacrificio y del amor a España, podréis volver a vivir en esa unidad, progreso y paz que había cuando yo la dejé.
Saludos a todos los españoles, especialmente a aquellos que no dejan de ser honrados, honestos y hombres de bien. ¡Que Dios os proteja!
Postdata.- ¿Cómo has podido consentir, mi sucesor a título de Rey, que hayan hecho tanto daño a la Patria que juraste defender? Aunque me duele admitirlo, pero cuánta razón tuvieron aquellos buenos españoles a los que ignoré y que ya me advirtieron acerca de tus aviesas intenciones, de la nada fiable condición borbónica que llevas grabada; en definitiva, de la mala estirpe que te alumbró. Antes de que más pronto que tarde tengas que rendir cuentas al Altísimo, España te exige, aunque sea por primera vez en tu vida, que hagas algo meritorio que te sirva a tí para limpiar tu conciencia y a los españoles para salir de esta pesadilla de la que eres uno de los principales responsables.
Pobre hombre……..y qué dices de la nietísima?
..Esa está pa la chatarra
“He bajado del cielo” “De no haber sido por su respaldo y sacrificio, España habría quedado sumida en el comunismo” “Habéis olvidado ya de que a mí me llamaban “el centinela de occidente” por salvaguardar vuestros valores españoles de independencia, libertad y justicia, frente a la barbarie comunista” “Vivís mejor y con más libertad ahora que cuando yo entregué mi alma al Altísimo” “Dónde está mi querida España de las campanas y las cruces” “Me llamaban “genio de la guerra y gobernante para la paz” “suprimido el servicio militar, en el que los jóvenes aprendía a ser mejores patriotas, leales… Leer más »
Tenemos lo peor del comunismo y lo peor del capitalismo en un Régimen mal-llamado “democracia”.
Somos ganado. Somos como pollos, corderos, vacas…
Podemos ser Lobos, leones e, incluso, dragones.
De nosotros depende.