Pobre estreno de ‘Operación triunfo’
Raquel Merino.- La octava edición de ‘Operación triunfo’ no alcanzó las expectativas previstas. Consiguió un 17% de share (2,7 millones de espectadores) -frente al 22% logrado por los anteriores estrenos de este ‘talent show-, por detrás de la película de La 1 ‘Dejà vu’ (emitida ya en la pequeña pantalla) y del estreno de la nueva temporada de ‘Los protegidos’ en Antena 3.
Y no me extraña. El programa me aburrió hasta provocarme el sueño. El ritmo fue lento, las presentaciones de los concursantes empalagosas y la calidad de los mismos más que cuestionable. Según comentó el jurado, el objetivo en esta edición es encontrar voces nuevas, diferentes a lo que hay actualmente en el mercado. En mi humilde opinión: se han equivocado.
Si Risto Mejides estuviera este año en el programa, tendría material de sobra para moldear sus incisivas valoraciones. Productos, lo que se dice productos, escasean en esta nueva edición. No hay ni un participante que enganche ya sea por su voz, por su carácter o por ese algo que hace de un artista alguien especial. Al menos, eso se desprende de mi primera impresión. ha explotado mucho más en ediciones anteriores, pero ¿hay que recalcarlo tanto? A ver si se enteran de que el rock & roll no es un estilo de música residual, que ya contaba con seguidores antes de que ‘OT 2011’ decidiera incluirlo entre sus modalidades.
Mención aparte merece el papel de Pilar Rubio. Para resumirlo en pocas palabras y de manera coloquial: “está aún muy verde para llevar un programa en directo de varias horas de duración”. No tiene espontaneidad. Se nota que hasta sus movimientos está sujetos a guión. Inicia su discurso antes de tiempo, cortando al que sea. En definitiva, le faltan aún unos pocos años para llegar a convertise en un Jesús Vázquez o una Paula Vázquez cualquiera.
Programas como ‘OT’ tienen que enganchar desde un primer momento, como lo hizo la primera edición. Sin grandes voces, ni un grandioso escenario, David Bisbal, David Bustamante, Chenoa, Rosa, Manu Tenorio…, y el resto de concursantes lograron clavar a los espectadores frente a la televisión. A veces, tanta parafernalia no sirve para nada si no hay una buena materia.