La desvergüenza de las desvergüenzas
Se cumplen nueve años de aquel día en el que, gracias a masacre que influyó de manera decisiva en las elecciones de 2004, y después de que Rubalcaba vulnerara la jornada de reflexión, con la participación feroz de la izquierda mediática y sin el menor respeto por el dolor de las víctimas, Zapatero lograra al poder.
Tal día como hoy, hace nueve años que España contenía el aliento, con un enmudecido pellizco de dolor en el corazón.
Es cierto que se representó una gran mascarada a la que se calificó como comisión de investigación en el Congreso de los Diputados, que solo sirvió de mofa y escarnio, para quien en lo más profundo de sus entrañas, había sentido el zarpazo del terrorismo más sangriento que hasta entonces había conocido España.
Es cierto que se celebró una vista en la Audiencia Nacional —que como si de una representación teatral se tratara— tuvo su planteamiento, desarrollo y desenlace en forma de una sentencia, que las víctimas y la sociedad, no han aceptado como verosímiles y se niegan a que la verdad quede por siempre oculta en la negra trama de los legendarios enigmas sin aclarar.
No se ha probado que fuese de ETA la autoría de la masacre, pero de ninguna forma se ha probado que fuese de Al Qaeda y es curioso, que pese a los cientos de cámaras de vigilancia, no exista ni una sola imagen de los terroristas subiendo a los trenes. ¿No funcionó en ese momento ninguna de las cámaras? ¿Alguien borró aquellas imágenes en caso de que alguna vez hubieran existido? ¿O los terroristas subieron a los trenes sin las mochilas porque estas ya estaban dentro?
Es curioso que tras nueve años de continuado esfuerzo por parte de las víctimas para conocer lo ocurrido, para que se desenmascare a los auténticos culpables, se les juzgue y paguen su deuda con los deudos y con la propia sociedad, sea el más impenetrable silencio el que envuelva los hechos.
Lo que se pretendió un día como hoy, está meridianamente claro. Lograr un cambio de gobierno, mediante un ensangrentado vuelco electoral. Sordo, ciego y mudo tiene que ser quien no se dé cuenta de quien se benefició y quien se perjudicó con aquella conspiración. Porque, se quiera o no, aquello fue una conspiración que habría de derribar al gobierno más sólido en cualquier país.
Los autores de aquella matanza, perseguían dar un golpe de Estado y por supuesto lo lograron.
Para la policía, cuando se comete un delito, los primeros sospechosos son aquellos que se puedan beneficiar de la comisión del mismo.
¿Quiénes podían estar interesados en perpetrar ese golpe de Estado? ¿Fuerzas internas o externas?
Mientras el guiso se estaba preparando, ¿Qué hacían los servicios de Inteligencia españoles y los de aquellos países que se dicen amigos?
Resulta que se prepara el segundo mayor atentado cometido en Europa, con diez explosiones casi simultáneas, en una trama tan perfectamente organizada que producirá 191 muertos, y 1.858 heridos y aquí no se entera nadie para poder evitarlo? O ¿Lo sabían los que nosotros no sabemos y permanecieron callados?
¿Fue una conspiración nacional o se debió a espurios intereses internacionales a los que les convenía un gobierno débil y fácilmente manejable en España?
Consta que la policía y la Guardia Civil, sabían que los restos del vagón descubierto el pasado año, existían. ¿Por qué la permanencia del mismo se ocultó a los peritos del Tribunal del 11-M? ¿Por qué se ocultaron pruebas? ¿Qué motivo había para la ocultación? ¿Quién dio la orden de que se ocultaran? ¿Por qué ese miedo a la verdad? ¿Quién se beneficiaba de esa ocultación?
¿Por qué, en contra de lo que establece la Ley, se desguazaron con tanta celeridad los trenes que habrían de servir de prueba para poner al descubierto la trama que nos condujera a los autores? ¿Quién dio la orden de que se destruyeran aquellas pruebas?
Esto era precisamente lo que estaba investigando la juez Coro Cillán, y de la noche a la mañana le cierran la causa. ¿Qué oscura mano es la que mueve la cuna?
Resulta alarmante que tanto los que se perjudicaron, como los que se beneficiaron políticamente de aquel drama, hayan pasado página como si nada hubiese ocurrido.
Los terroristas modificaron el comportamiento del pueblo español, provocaron el pánico, sembraron la incertidumbre y dividieron a la sociedad.
Su objetivo no era solo matar ciegamente, sino lanzar un demoledor mensaje para desestabilizar al enemigo. Y lo lograron.
Son muchas las preguntas sin respuesta y precisamente a causa de ese silencio programado, me llamó poderosamente la atención la reflexión del escritor y periodista francés Jean-François Revel, al afirmar que: “En sus manifiestos y libros, los terroristas describen sus ataques contra las democracias, como la ‘estrategia de la tensión’. La idea es que es más fácil pasar del fascismo al comunismo, que de la democracia al comunismo.
Por lo tanto, los ‘revolucionarios’ deben primero inducir a los gobiernos democráticos hacia un comportamiento fascista, a fin de edificar, en la segunda fase, un socialismo a partir de las cenizas del fascismo”.
Naturalmente, estos postulados solo nacen de aquellos en los que en su interior solo germina la semilla del odio, del resentimiento, de la revancha y como proyecto, solo persiguen la división y la confrontación de los pueblos.
Quizá los más peligrosos, son los que envueltos en un falso pacifismo, salen de las urnas.
2 preguntas de un tonto: la horrible masacre ¿a quien benefició dentro de nuestras fronteras? y ¿a quién benefició fuera de nuestras fronteras?
Seguramente la respuesta variará en función de la madurez y sentido común de quien la de.
Yo lo considero un crimen de Estado. Entiendo que hay un crimen, el cometido contra tantos trabajadores españoles, pero el peor crimen es el de unas instituciones y aparatos del Estado que ni actuaron como debían, ni trabajaban por la ciudadanía española, ni asumieron responsabilidades.
Pero ¿En dónde germinó ese crimen de Estado?
Lea, a Vincenzo Vinciguerra.
El dragon y el arcangel.
Y otros textos.
Para comprender la verdad.
Los revolucinarios que VD,. dice,son los democraticos,sino entiende eso no vamos a ninguna parte,y en ese caso,le recomiendo un cambio de actividad.
En primer lugar le agradezco profundamente el tiempo que me ha dedicado usted al leer mis modestos pensamientos, porque el tiempo es lo más valioso que se puede ofrecer a un semejante, al ser una parte de nuestra vida. Ya solo por ese hecho le quedo profundamente agradecido. En segundo lugar he leído con profundo interés la imperativa invitación que me hace a que lea unos determinados textos. ¿Sabe usted acaso si no es posible que los conozca sobradamente? En tercer lugar, en el texto publicado, ¿Ha encontrado usted por alguna parte la palabra revolucionarios? Yo hablo de terroristas. ¿Usted… Leer más »
Estimado Sr., Ramírez: Deseo presentarle mis excusas, por el lapsus sufrido en el tercer punto de mi respuesta a su amable comentario, al objetar que en mi artículo se hubiese incluido el término “revolucionarios”. El olvidar la inclusión de dicho vocablo, se debió sin duda al hecho de trabajar con antelación en varios artículos de diferente temática. Sin duda fue un lapsus por mi parte, que asumo plenamente y que espero sirva para que acepte de buen grado la reiteración de mis excusas. Dicho esto y volviendo a la esencia del punto tercero de mi respuesta, observará que en el… Leer más »
“¿O los terroristas subieron a los trenes sin las mochilas porque estas ya estaban dentro? ” En caso de que estuviesen dentro las mochilas..¿para que iban a entrar ellos? Si fuera para inmolarse,lo mismo les daba entrar ya con las mochilas,por lo tanto descartado. Las mochilas ya fueron puestas en las cocheras,y los moros tendrían dificil acceso a las mismas. ¡descartados! Las cámaras si funcionaron o no,habría que interrogar al encargado de la vigilancia del panel de monitores,que pasó con las grabaciones,y que hacía en ese momento el encargado de vigilancia. Cuando hicieron análisis curiosamente ante un descubrimiento de los… Leer más »