Te Deum de Cristiano en la Catedral (0-3)
No tenía este clásico la trascendencia de otros, ya que el Athletic acaricia la salvación pese a la derrota y el Madrid no puede llegar al título ni por asomo, pero jamás cabe hablar de un duelo histórico como de un mero trámite ni esperarse un encuentro sin chicha. Faltaban jugadores, ya que los ‘leones’ sufrían las ausencias de cuatro titulares como Laporte, Gurpegui, De Marcos y Aduriz y en el Madrid no compareció el prestidigitador Özil, pero sobraba simbolismo y estaba Cristiano. Era la última cita de estos dos grandes clubes en ‘La Catedral’ y al templo del fútbol conviene acudir con la mejor disposición.
Ronaldo, especialmente, es de los que respetan las tradiciones, los códigos, las citas emblemáticas. Lo suyo es más que una cuestión de fe. Una combinación única de hechos y creencias. Firmó una actuación magnífica, dejó en evidencia a Ramalho, selló dos goles magníficos, uno en lanzamiento de falta y otro en un remate de cabeza de manual, y asistió a Higuaín para que sentenciara. Nada de reservarse para la semifinal ante el Borussia Dortmund que se avecina. Ya suma 31 goles en esta Liga (196 en 192 partidos con el Madrid) y su contribución al tercer 0-3 consecutivo con Mourinho en este campo resultó decisiva. Tres visitas con este técnico a este feudo hostil con un balance de nueve goles a favor y ninguno en contra. Sobran más comentarios.
Apenas se había cumplido un minuto cuando el delantero portugués ya dejó su sello en un choque tan especial. Se internó, provocó una falta y la lanzó al estilo antiguo. Como si respetara los cánones marcados en el viejo San Mamés, no golpeó el balón como le caracteriza. En lugar de meter el empeine interior y de anteponer la fuerza a la precisión, dibujó una rosca extraordinaria ante la que Iraizoz poco pudo hacer pese a su estirada. Un disparo a la antigua usanza para superar la barrera. El de Madeira, empero, solo silenció a la afición del ‘Botxo’ durante unos segundos. Enseguida se volvió a escuchar el rugido que caracteriza a este estadio en los días grandes.
Si en un campo Ramalho perseguía a Cristiano como en los tiempos pretéritos hacían los defensas con los delanteros, en el otro Susaeta y eIbai Gómez mostraban toda su versatilidad y desparpajo para poner a prueba a los laterales blancos, que regalaban más espacios. Marcelo sigue sin estar fino y Ramos jugaba en la derecha porque no estaban Arbeloa y Essien, y ‘Mou’ probaba pensando quizá en el duelo ante el Borussia Dortmund. Entre Ibai y Ander Herrera, preciso en sus pases y movimientos, exigieron al Madrid. Lástima para este Athletic que Llorente y Muniain no sean ni sus sombras durante este curso errático. El riojano porque su fichaje por la Juventus y el castigo de la suplencia al que le ha sometido Marcelo Bielsa le han distraído y el navarro porque acusa la depresión post olímpica y seguramente una mala pretemporada, igual que protagonistas del fracaso de Londres 2012 otros como el atlético Adrián.
Diego López, clave
Diego López, inmenso, salvó al Madrid del empate antes del descanso. No se inmutó el gallego por culebrón de la semana y las voces que pedían a Mourinho la titularidad de Casillas en el escenario donde debutó. acó dos manos extraordinarias, una para desviar un tiro raso de Susaeta y otra para dejar a Ander con un palmo de narices porque su disparo parecía gol o gol. Todo el mundo vio córner menos Teixeira y sus ayudantes. El árbitro vio más bien poco a lo largo de la noche. Mostró amarilla a Modric por una mano que más bien fue nariz y, en cambio, permitió cierto juego duro. Cristiano se quejó de algún codazo. En un partido con vértigo, sin grandes ataduras, Di María debía tener su ocasión. Al ‘Fideo’ le van este tipo de partidos. Se presentó cerca de Iraizoz, dudó entre pasar o tirar y acabó lanzando al larguero.
El ritmo decayó tras el descanso, lógico porque los depósitos de los jugadores estaban en la reserva. Muchas infracciones, encontronazos, protestas y entradas a destiempo como la de Toquero a Albiol. Y líos entre Cristiano y San José. Lo intentaba el Athletic con los pocos arrestos que le quedaban, pero para frenar al portugués no hay nada peor que insultarle o golpearle. Se inventó un cabezazo extraordinario tras una falta ejecutada por Xabi Alonso, quien con una tarjeta golpeó a San José. Un salto de atleta y un remate a lo Santillana. Hizo bien ‘Mou’ en retirarle a un cuarto de hora del final porque el choque estaba bronco y el luso no se arruga. Pitos en la despedida, algún láser y un gesto irónico del cráck tocándose la oreja. Antes, el certero remate de Higuaín, a pase de Cristiano, acabó con toda emoción. Los pitos a Llorente ya no son noticia.
TELLO LIDERA A LOS SUPLENTES DEL BARÇA (3-0)
Con una victoria bastante cómoda, a pesar de que el Zaragoza se jugaba la vida, el Barça dio este domingo un paso de gigante hacia el título de Liga, que acaricia ya con las yemas de los dedos. A falta de siete partidos, nadie duda de que el Barça será campeón. Si acaso, la incógnita que le queda al campeonato es saber cuándo podrán cantar el alirón los hombres de Tito Vilanova. En ‘Can Barça’ han sacado ya la calculadora y ésta les arroja un resultado muy favorable: con dos o tres victorias más podrían levantar la copa del vigésimo segundo campeonato liguero en la historia azulgrana. Y es que, hace tiempo que la liga 2012-2013 perdió la emoción por la disputa del título. Da igual que el Barça deje a media plantilla en casa, descansando de cara a la batalla de Baviera, o que solo ponga en liza tres titulares; el fondo de armario le da para sacar adelante partidos que en principio se presentan complicados, como el de La Romareda.
Pero este Zaragoza está herido de muerte. No conoce el triunfo desde el mes de diciembre y poco a poco se va descolgando y ve cómo se hunde de manera inevitable hacia la segunda división. Los maños, a los que se esperaba que plantearan un choque más visceral, más físico, no pudieron hacer nada ante un Barça que únicamente jugó con Valdés, Alves y Xavi del teórico once ideal. Eso sí, los no habituales, que asumirán el peso del final de curso liguero, hicieron un partido muy solvente, muy serio y eficaz. Sobre todo Thiago y Tello, acostumbrados a no ser protagonistas, pero que ante la falta de Messi, Pedro o Iniesta, asumieron la responsabilidad y firmaron un gran partido. El extremo hizo dos tantos, el hispano-brasileño marcó el tercero y dio un recital de pases y paredes.
La tarde, por tanto, le salió redonda a Tito Vilanova, porque por un lado pudo dar descanso a sus jugadores más importantes (Iniesta, Jordi Alba, Messi, Puyol y Mascherano se quedaron en Barcelona) y Villa, Pedro y Piqué se sentaron en el banquillo de La Romareda, pero además no perdió potencial y presentó un equipo muy competitivo, que tenía ganas de agradar y de sentirse importante. Destacaron en esta faceta, Tello, Alexis y Cesc, que formaron la tripleta atacante, que a la postre resultó muy efectiva, especialmente por las bandas, donde el extremo de Tarragona y el chileno entraron con excesiva comodidad. Thiago, que se sentía cómodo con Xavi y Song de escuderos de lujo, estuvo muy inspirado y se puso las botas de surtir balones a sus delanteros. El hijo de Mazinho se aprovechó de que Fàbregas interpreta muy bien su posición de falso ariete, porque cae a banda y baja a recibir a la medular, lo que descoloca a los centrales, que se pierden sin una referencia fija y dejan zonas desprotegidas.
Los tres tantos azulgrana, dos de ellos en la primera parte, y el tercero, poco después del descanso, pusieron en evidencia los problemas maños en defensa. Sapunaru tuvo pesadillas con Tello y Loovens, muy criticado por la hinchada, estuvo todo el rato fuera de sitio. Además, el conjunto aragonés, que de la mano de Manolo Jiménez tenía fama y sello de aguerrido, apenas tuvo mordiente ante el Barça. La presión no les funcionó y en ataque no lograron disparar ni una sola vez sobre la meta de Valdés. Con un bagaje tan pobre, al público se le vio hasta resignado. Y eso que el Barça llevaba dos meses sin ganar como visitante (perdió en el Bernabéu y empató en Balaídos en sus dos últimas salidas). A partir de ahora, al Barça le quedan siete etapas: Levante, Athletic, Betis, Atlético, Valladolid, Espanyol y Málaga. Los culés más optimistas esperan que a la liga le sobren cuatro o cinco partidos.
EL ATLÉTICO SE MERIENDA AL GRANADA (5-0)
En el ‘día del niño’, los pequeños colchoneros disfrutaron de una tarde de lo más festiva en el Calderón. Jamás sufrieron, lo que atenta contra la idiosincrasia de su equipo de cuna pero los chavales y sus papás agradecen, participaron de un ambiente magnífico y vieron golear a su Atlético ante un Granada que se sumó a la jornada lúdica con todo tipo de obsequios.
Los de Simeone recuperaron la esencia que les había hecho invencibles en casa hasta que hincaron la rodilla ante la sorprendente Real Sociedad, y se consolidaron, casi definitivamente, en zona de Liga de Campeones. Pese a que los andaluces se jugaban a priori mucho más, ya que necesitan los puntos como el comer para salvarse, se impusieron en todos los terrenos: golearon en fútbol, rapidez, tensión competitiva, pegada y concentración. El Atlético fue un equipo con mayúsculas y el Granada un grupo desnortado, muy menor, con pinta de poder irse a Segunda si no es capaz de reorganizarse, armarse y hacerse fuerte en las áreas.
La candidez del equipo de Lucas Alcaraz, sobre todo a la hora de defender las acciones de estrategia, fue el mejor regalo posible para un rival que si destaca por algo es, precisamente, por su fuerza a balón parado. Koke, con un extraordinario golpeo de zurda, recordó a ese Pantic poniéndola de cine en el año del doblete, Diego Costa fue un puñal que atravesó a los granadinos y Falcao se esforzó y recuperó su olfato goleador para desmentir a quienes creen que desde Navidad se pasea pensando en un hipotético futuro destino en la Premier.
Diego Costa muestra el camino
El partido casi se terminó antes de los cinco minutos, cuando Diego Costa se anticipó a Roberto, sustituto de Toño, y descerrajó el candado que habían echado los granadinos. El rostro de Alcaraz mostraba el abatimiento de todo el equipo. El 1-0 permitió a los madrileños jugar a placer. Dar un pasito para atrás, dejar hacer al Granada y matarle a la contra. Así se dibujo el segundo, obra de Falcao en fuera de juego.
El colombiano acabó con cualquier atisbo de reacción de los andaluces tras el descanso. Koke se la puso, la zaga se despistó y Falcao entró con todo para remachar Igual que luego Raúl García. La manita se completó tras una internada de Filipe Luis. Todo fue tan sencillo para el Atlético que Simeone se permitió el lujo de agradar a su hinchada y dar minutos a Óliver Torres, la perla de la cantera a la que el ‘Cholo’ trata de pulir con mimo, y brindar los primeros minutos a Insúa en El Manzanares. Tras esa derrota ante los donostiarras y los últimos empates consecutivos ante Valencia y Getafe, el Atlético vuelve a exhibir su potencial.