Con sus cuentas en números rojos, los rectorados ocupados y el lastre de una deuda millonaria causada, en parte, por sus arriesgadas inversiones en campus y parques científicos, a las universidades catalanas les toca ahora asumir nuevos sacrificios. La Generalitat les avanzó hace unos días, en plena eclosión de las protestas estudiantiles por los despidos en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), que el recorte que se avecina es del 17%, uno de los más importantes de los que se auguran en el terreno social en esta Comunidad, y el más duro de los últimos años.

El tijeretazo impacta en el peor momento y los rectores temen no poder asumir el sacrificio sin causar daños estructurales «irreversibles». La mayoría de las cuatro grandes universidades -Autónoma (UAB), Politécnica (UPC), de Barcelona (UB) y Pompeu Fabra (UPF)- han aprobado ya sus presupuestos sin tener aún la sentencia final del recorte. La UAB ha pasado de los 297 millones de 2012 a 286 para este año y la UPC lo ha recortado hasta un 10%, pasando de 311 millones a 278. Las protestas impidieron a la UB aprobar sus números para 2013 (un presupuesto de 362 millones, un 1,5% menos que en 2012).

Más de 250 millones de déficit

La luz roja que advierte de la fragilidad de sus finanzas se enciende desde hace meses con virulencia y los rectores, que cada vez se sienten más desamparados (la Generalitat ha ido recortando progresivamente su aportación), no saben qué hacer para corregir su desbocado deficit.

En 2011, y según cifras facilitadas por la Generalitat, los números rojos de las universidades catalanas ascendían a 237 millones de euros. En la actualidad, esta misma cifra ronda los 255 millones.

El centro con el déficit más abultado es la UPC (111 millones de euros). El centro atribuye esta situación a los recortes y a los reiterados impagos de la Generalitat, aunque también a su incapacidad de aumentar los ingresos. Ni el aumento de las tasas ni las aportaciones extraordinarias han permitido a ésta y a otras universidades poner orden a sus cifras.

En un segundo lugar, con 66 millones de déficit, se encuentra la Universidad Autónoma. El centro, que cerró 2011 con 20 millones de déficit, reclama a la Generalitat una deuda de 56 millones.

Portavoces de la UAB atribuyen la difícil situación financiera, que les ha llevado a contratar pólizas de crédito y a congelar inversiones, al «desmesurado» recorte presupuestario de la Generalitat en 2011 (de un 16 por ciento).

La Universidad de Barcelona, la más grande y veterana de todas las catalanas, tiene un déficit de 65 millones de euros que repuntó tras el drástico recorte del Govern de 2011.

Más llevadera es la situación en la UPF. Pese a ello, el centro afronta un déficit de 8,1 millones. Con los campus en pie de guerra, los rectores piden más tiempo para ajustar sus cuentas y evitar situaciones «límite». Advierten de que si el recorte supera el 10% los daños pueden ser «irreversibles».