No cabía mejor lugar en Alicante para la presentación de la fundamental obra del profesor Francisco Torres “El último José Antonio”; en el único espacio que junto con la fachada aún queda en pie de la antigua prisión provincial y durante décadas “Casa-Prisión”, el lugar en el que José Antonio pasó sus últimos meses de vida y justo ante una de las puertas que conducía a aquel patio, hoy un jardín sin recuerdo, en el que fue asesinado paralegalmente -como le gusta decir a Francisco Torres- en el amanecer de un veinte de noviembre. Presentadores de lujo, el pasado viernes tres de mayo, para este trabajo que muchos consideran definitivo sobre algunas de las facetas de la vida del fundador de la Falange. Luis Soler, que por todo título para su intervención, además de la amistad con el autor, quiso que figurara su condición de falangista. El profesor Carlos Caballero alma y corazón de la defensa histórica de la gesta divisionaria.

Luis Soler quien leyó un breve artículo de su padre en el que rememoraba el momento de la ejecución cuando desde el cercano Reformatorio él y otros falangistas presos escucharon los disparos que quebraron el silencio de un frío amanecer, quiso destacar, no sólo el rigor y la documentación de un trabajo en el que la historia de la Falange en Alicante aflora una y otra vez, sino también el enorme esfuerzo realizado por el autor en un capítulo más que sobresaliente, aquel que se refiere al “tradicionalista revolucionario o al revolucionario tradicionalista que fue José Antonio”, para depurar el pensamiento de José Antonio de su carga coyuntural para reducirlo a la esencia a lo que es lo permanente. Para él uno de los grandes aciertos de este trabajo. Por eso se puede rastrear la validez de las propuestas ante situaciones como las presentes. También destacó la sistematización de los intentos de rescate que cierran una polémica tan inútil como estéril que ha condicionado durante años comportamientos en torno a la posición de Franco con respecto a los intentos de rescate de José Antonio. Recordó cómo Narciso Perales recordaba el día que fueron a detener a José Antonio en su despacho que le propusieron que escapara por una de las ventanas, pero Primo de Rivera tenía una alta fe en la Justicia, creía en la Justicia.

Carlos Caballero retrató al biografiado recordando un caso que llevó José Antonio antes de entrar en política allá por el año 1926 defendiendo, frente a los dueños de la tierra, a los campesinos de Malagón. Ya antes de entrar en política era el José Antonio que anteponía la justicia social a cualquier otra razón. Indicó que estamos ante un libro muy denso, que obliga al lector a un continuo ejercicio de reflexión pero que al mismo tiempo, por su estilo narrativo, en muchas páginas casi cinematográfico, resulta muy ameno. Son decenas los personajes que se mueven por sus páginas en donde el autor demuestra el dominio del tiempo histórico de lo que está ocurriendo en España para ofrecer una lectura distinta y más veraz de muchos documentos. Una obra sostenida en un aparato documental reflejado en unas 900 notas que son interesantísimas para el historiador. Destacó Carlos Caballero la facilidad con la que Francisco Torres va destruyendo no sólo los mitos que sobre José Antonio ha edificado la izquierda sino también muchos de los mitos que provienen de los sectores falangistas dejando en simples jalones muchos de los trabajos que hasta hoy han sido publicados.

El profesor Torres inició su intervención con un tono emocionado. Como Luis y Carlos quiso recordar las veces que desde muy jóvenes peregrinaron hasta este lugar. Fue señalando desde la sala en que nos encontrábamos los lugares, retratando aquella noche del 19 al 20 de noviembre. Y con detenimiento refiere lo que la documentación nos dice sobre la ejecución y que poco tiene que ver con algunas recientes versiones. Impresionó en aquel lugar la lectura de una de las cartas de los jóvenes ejecutados, cuando ya estaban indultados, asesinados con José Antonio. Explicó el sentido de su investigación y recogiendo las palabras de Luis Soler precisó que su José Antonio no es sólo una figura histórica porque también era un pensador, un arquitecto ideológico, y, por lo tanto, debía releer al fundador de la Falange desde sus escritos de la cárcel, desde lo que dijo en el juicio, para depurar su pensamiento de lo que era estrictamente coyuntural para llegar a ese mínimo de lo permanente, donde sus palabras se hacen intemporales y por tanto en fuente válida para la construcción política. Brevemente, porque presentar un libro no es contar el libro, se refirió a algunos de los mitos: primero, al estar en Alicante quiso referirse a la composición social de los falangistas que quisieron liberar a José Antonio, “en aquella filas encontramos campesinos, jornaleros, parados, artesanos manuales y un barbero, ¿dónde estaba entre aquellos años la Falange de los señoritos?”; segundo, el mito de los “amigos izquierdistas” de José Antonio, porque la decisión de los anarquistas de acabar con su vida, tanto en el gobierno como en Alicante, está documentada y porque Indalecio Prieto consideraba, con palabras textuales, que el “único título político” de José Antonio era “el caudillaje de una formación consagrada exclusivamente a la violencia”. Desgranó la importancia de la documentación utilizada.

El profesor Torres también se hizo eco de los nuevos intentos de mitificación del personaje: los que intentan “deslindar al hombre de su creación, a José Antonio de la continuidad del movimiento falangista, para situarlo en la misma hornacina mítica de la personalidad de suerte trágica que pudo cambiar el discurrir de la historia”; o los que “nos presentan sólo a un José Antonio histórico, como simple hombre, que parece atravesar la historia para alcanzar una muerte heroica sin más mensaje que la leyenda propia de una novela romántica, creando un héroe humano independizado de cualquier propuesta ideológica evitando así que su biografía se traduzca en un foco de atracción política”. Pero al mismo tiempo defendió la necesidad del “mito”, del hombre y su vida como ejemplo de una forma de entender la acción política y la trayectoria vital.

Tras un interesante debate el autor firmó numerosos libros hasta agotar las existencias. El interés que está despertando esta obra hace que las presentaciones se suceden. En Albacete la Hermandad de la Vieja Guardia ha organizado la intervención de Francisco Torres para el próximo 25 de mayo, a las doce del mediodía, en el Ateneo albacetense; en Valencia, el viernes 17 de mayo a las siete y media de la tarde (Área U-4 Avd. Ramón y Cajal 1), se espera una importante asistencia de público. También está confirmada la presentación en Santander (1 de junio) y Barcelona (8 de junio). Y se está preparando la conferencia en Castellón. Más información en elultimojoseantonio.com.