Mundial de Balonmano: España no baja el pistón ante Hungría y llega invicta a semifinales (30-24)
La selección española de balonmano llegará sin conocer la derrota a las semifinales del Campeonato del Mundo, tras imponerse por 30-24 a Hungría, en un encuentro que Valero Rivera aprovechó para dar minutos a los jugadores que menos habían participado en el torneo.
Ni los numerosos cambios introducidos por el seleccionador, que trató de reservar lo máximo posible a los jugadores que más minutos han disputado en el Mundial, mermó la intensidad defensiva del equipo español.
La actuación de Cristian Ugalde en el puesto de avanzado de la defensa nada tuvo que envidiar a la protagonizada días anteriores por Roberto García, como tampoco desmereció la presencia de Jorge Maqueda en el lateral derecho del 5-1 español.
Una muestra más del hambre de victoria de una selección española que, pese a que hoy, ya clasificada para las semifinales, parecía la víctima propicia para una derrota, no tardó en adquirir una cómoda ventaja (8-4) en el marcador.
Más se notaron las continuas rotaciones en ataque, donde la presencia de jugadores menos habituales lastró los automatismos que poco a poco ha ido adquiriendo el conjunto español a lo largo del torneo.
Desajustes que permitieron que Hungría, que necesitaba la victoria para asegurarse su presencia en los preolímpicos, volviese a engancharse al encuentro (9-9) gracias a su peligroso lanzamiento exterior.
Pero España no estaba dispuesta a regalar su primera derrota en el Mundial y, de la mano de Iker Romero, que cerró la primera parte con tres goles, y de Julen Aguigalde respondió a las acometidas magiares para dejar en tablas (13-13) el tanteador al descanso.
Igualada con la que acabó el conjunto español con un parcial de 4-0 en los minutos iniciales del segundo tiempo, que permitió a los de Valero Rivera alcanzar una máxima renta de cuatro tantos (17-13).
Ventaja que se encargó de reducir nuevamente (21-19) a la mínima expresión con sus goles y asistencias el explosivo lateral Mate Lekai, que obligó a España a realizar un esfuerzo más.
Acelerón en el que tuvieron un papel fundamental el portero Arpad Sterbik, que volvió a firmar alguna que otra parada imposible muestras de su enorme calidad, e Iker Romero, que no desaprovechó sus minutos en pista para ser el máximo realizador.
Así, de la mano de Sterbik y Romero, la selección española afrontó los últimos siete minutos con una ventaja de cinco goles (25-20), que pese al empeño de Lekai, que obligó a Valero a jugar los últimos minutos con Aguinagalde y Gurbindo en pista, Hungría ni tan siquiera pudo maquillar (30-24)