Siria, entre la guerra y la paz
Han transcurrido dos años desde el inicio de la guerra en Siria y la situación en dicho país, en vez de solucionarse, pareciera empeorarse. Prueba de ello, es el involucramiento cada vez más patente de Israel, que con la excusa, de coartar la entrega de armamento a Hezbolá, ha atacado en tres ocasiones a Siria, la cual de responder, podría desatar una reacción militar en cadena, que arrastraría a otros protagonistas, entre ellos, Irán. Ante la incapacidad siria de contraatacar a Israel, los medios anuncian el suministro por parte de Rusia a Al Assad, de misiles tierra-aire S-300.
En contrapartida, Jerusalén advirtió, que si tales armas, llegan a Damasco, ellos “sabrían que hacer”, lo que debe traducirse, como la posibilidad de desatar una guerra preventiva contra Siria. El argumento israelí, es que los S-300, no son solo misiles antiaéreos (defensivos), sino también armas de ataque, que por su alcance (entre 200 y 300 kilómetros), podrían bombardear el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv. La decisión rusa se fundamenta en la aplicación de una medida militar de carácter disuasivo, que se orienta contra los países que promueven una conflicto subregional, basado en la hipótesis de que el régimen de Al Assad, sería incapaz de hacer la guerra en dos frentes.
Como parte del escalamiento del conflicto, la Unión Europea, recientemente votó a favor de levantar el embargo a la venta de armas a los rebeldes sirios. Al respecto Rusia riposta, que ante la perspectiva de la celebración de una conferencia internacional sobre Siria, que abriría la posibilidad a una salida negociada al conflicto; la decisión europea refleja la aplicación de una política de doble rasero, pues por un lado evoca el interés de una solución pacífica y por el otro se amenaza con la salida militar. Visto el desarrollo de los acontecimientos, a nuestro juicio, lo mínimo que se percibe en el horizonte es que el conflicto amenaza con escalar a otro nivel.
En consecuencia, de prosperar lo anterior, desgraciadamente, sería inminente su propagación, ya no con la participación de fuerzas irregulares, como ocurre en la actualidad, sino con intervención de ejércitos regulares subregionales. Se agrega a dicha variable, un factor que de no controlarse, podría ser más peligroso. Me refiero a la participación directa de algunas hiperpotencias mundiales, las que en vez de procurarse una salida pacífica, que satisfaga las partes, más bien están siendo arrastradas por una guerra, que reclama cada vez más, armamento sofisticado, obligando a sus proveedores a dotarse para su manejo, de personal militar altamente calificado, con el que no cuenta, ni el ejército sirio, ni mucho menos los rebeldes; pero si ellos. A pesar de la pesimista radiografía hecha a la cuestión siria, esperemos que los acontecimientos venideros, reviertan la situación, con la celebración de una conferencia de paz, que permita al pueblo sirio, alcanzar el mayor de sus anhelos: Una paz definitiva y duradera.
*Titular de Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá
Obama no quiere otra guerra directa y lleva años parándole los piés a un ataque directo de Israel a Irán y por eso pergueñaron la estrategia de debilitar a Irán acabando con Bashar Al Assad utilizando casi las mismas tácticas que utilizaron con Gadafi, pero sin bombardear directamente Siria. Y se ha demostrado que Siria no caerá como fruta madura y la guerra la tienen ganada los baaístas de Bashar Al Assad. Respecto a un ataque directo de EE.UU., Israel o Turquía a gran escala sobre Siria lo descarto a día de hoy por que Siria está protegida por Irán… Leer más »