Médicos cesados y hospitales a punto de cerrar
Se comenta, mala cosa, que van a cesar a 455 médicos, muchos de ellos especialistas experimentados y con un historial de pacientes considerable dependiendo de su cuidado y criterio profesional. Con este gobierno, cuando se empieza un rumor, es como si lanzaran un globo sonda a ver como cae la medida entre la ciudadanía. Son así de chapuceros. Lo que me ha sentado como una auténtica patada en el estómago, y me figuro que no seré el único, es que hablen del cierre de Hospital madrileño del 12 de Octubre. Es como si mis esperanzas de vida y atenciones médicas necesarias se hubieran ido al garete, por no soltar tacos, que no me gustan, aunque son los más indicados en ciertos casos.
Debo mi vida y no es puro eufemismo, al personal de este Hospital y la conservo aún, gracias al constante y eficiente control de su personal e instalaciones. Este centro fue mi única residencia durante más de tres meses y la esperanza de mi familia, pues yo no me daba cuenta de tan angustiosa situación, en que ocurriera el esperado milagro, que al final se produjo, gracias a los cuidados del Doctor Ferreol de la UCI y el resto del personal sanitario de dicho centro, con mención especial, ya en planta de recuperación, a mi desde entonces gran amiga, la enfermera Mayca Gómez Sánchez. Conozco cada rincón de ese edificio como si fuera mi segunda vivienda y me unen a él y a su maravilloso personal unos vínculos de reconocimiento y gratitud que me hacen saltar del asiento y vomitar sapos, culebras y lagartos ante el solo pensamiento de que un político desalmado pueda decretar su cierre. Lo tomaría como un grave insulto personal y en nombre de los miles de pacientes que tienen su vida ligados a este hospital y sus profesionales.
Nos quitan la vivienda y escuelas y suben nuestros impuestos, en un expolio vergonzoso e interminable y no contentos aún, cesan a médicos, única garantía que tenemos para seguir malviviendo y nos cierran los hospitales que el llamado “oprobioso” nos levantó y los que se llaman demócratas y honestos nos cierran. Consideran que es más normal recortar esta clase de gastos sociales y fundamentales, que hacerlo con los sueldos, dietas y canonjías de tantos depredadores que pululan por la política. Como ellos tienen más que suficiente para acudir a clínicas privadas, no les importa que el ciudadano muera desahuciado médica y socialmente.
No sé de quién parte esta idea tan injusta y casi de terrorismo político que está acabando con las perspectivas y el futuro de los ciudadanos, mientras ellos incrementan sus cuentas en los paraísos fiscales y otros recovecos financieros. Como votante del PP en las municipales y generales, tengo todo mi derecho a exigir a ese desalmado a que detenga de una puñetera vez su afán demoledor e injusto con los idiotas, que como yo, les han votado y los que sabiendo lo que les esperaban no lo hicieron. A la vuelta nos veremos y ya verán los votos que vais a recibir, partida de ineptos e irresponsables.
Tengo cita con el cardiólogo este mes y el control del marcapasos muy cercano, espero no encontrarme desatendido. No es cuestión de un catarro y he de estar sometido a fechas precisas. Si la señora Mato o el señor González o su consejero de sanidad Fernández Lasquety, tienen conciencia y algo de responsabilidad y respeto a la salud pública, que se dediquen a recortar sus sueldos, dietas y caprichos antes de dejarnos morir con ese absurdo y deplorable proceder. El recorte en este capítulo es un crimen social pues no se trata de un juego de niños o manía de hipocondríacos, sino de necesidades básicas que deberían contar con el respeto de aquellos que hemos puesto en esos cargos para que nos atiendan y no para que aceleren nuestro tránsito al más allá. ¡Qué desastre de políticos!