BD.- El 12 de julio pasado un tren descarrilaba en la estación de Brétigny-sur-Orge, en la periferia de Paris, causando 6 muertos y varias decenas de heridos.

Apenas unos minutos después del trágico accidente, y antes de que los socorros llegaran al lugar de los hechos, unos 30 “jóvenes” (eufemismo que usa la prensa francesa para designar sin nombrarlos a los magrebíes y africanos en actitudes incívicas y actividades criminales) se presentaron en la estación y empezaron a robar a los muertos y los heridos sus teléfonos móviles, relojes y carteras.

Cuando llegaron los socorristas estos fueron recibidos a pedradas por los “jóvenes”, visiblemente molestos con la presencia de estos intrusos que venían a molestarlos en su febril y lucrativa actividad.

Al principio, los socorristas pensaban que los “jóvenes” estaban tratando de ayudar a las víctimas, pero el recibimiento que recibieron de su parte les hizo entender rápidamente la realidad de lo que estaba ocurriendo.

Los policías que llegaron rápidamente a la estación se pusieron a la tarea de alejar a estos saqueadores sin proceder a ninguna detención. Los “jóvenes”, manifiestamente frustrados e indignados con la actuación de las fuerzas del orden que venían a echarles a perder el día, empezaron a apedrear a los policías así como también a los bomberos que se afanaban por socorrer a los numerosas víctimas del siniestro. Los agentes del orden tuvieron que pedir refuerzos para controlar la situación y permitir a los socorristas evacuar a los heridos.

Un portavoz policial ha calificado estos hechos de “monstruosos y repugnantes”. Sin embargo, el gobierno parece querer minimizar lo ocurrido, al afirmar que se trata de actos aislados, que no le consta que haya habido un saqueo cometido en grupo, y que sólo una persona de 16 años ha sido detenida en relación a los hechos en cuestión en esos momentos, siendo cierto que los bomberos “han sido recibidos de manera algo ruda en el lugar del accidente”, en palabras Ghyslain Chatel, el representante regional del gobierno. Una investigación ha sido ordenada.

Un par de días después, el domingo 14, 4 “jóvenes” más han sido detenidos en Brétigny-sur-Orge bajo sospecha de haber participado en los hechos de la estación ferroviaria.

Desde algunas fuentes especializadas en exculpar a estos “jóvenes”, sean cuales sean sus fechorías, se ha avanzado la grosera y ridícula versión de que los incidentes surgidos después del trágico accidente han tenido su origen en el sentimiento de descontento e indignación resentido por estos “jóvenes” que acudieron para prestar socorro a las víctimas y fueron rechazadas por los servicios profesionales que establecieron un amplio perímetro de seguridad del que fueron excluidos estos supuestos benévolos voluntarios. Sin embargo, algunos testimonios de sobrevivientes de la catástrofe no ofrecen duda alguna en cuanto a las intenciones de estos curiosos salvadores vistos removiendo las pertenencias de las víctimas y robando objetos tanto a muertos como a heridos.

Desde diversos sectores políticos de derecha se ha condenado enérgicamente estos bárbaros sucesos y se ha pedido un castigo pronto y ejemplar para los saqueadores.