Las bicicletas blancas
Me dicen que cuando muere un ciclista en accidente de tráfico, acostumbran a pintar su bicicleta de blanco y dejarla en el lugar de la tragedia, con un cartel explicativo. Yo jamás había visto u oído tan extraño y emotivo hecho, hasta esta misma mañana. La vi aparcada en la acera de enfrente, toda blanca inmaculada, atada con cadenas a la barandilla y con un cartel, que no quise acercarme a leer, pero me figuro que exponía las causas y no sé si el nombre del protagonista de tan desafortunado suceso, como un homenaje, advertencia o recuerdo emocionado. ¡Vaya usted a saber!.
Creía estar enterado de todo cuanto pueda ocurrir en mi entorno, pero me doy cuenta que nunca se cubre el cupo de noticias, ni el cajón de nuestras sorpresas.
La idea, no sé por qué, me ha estado machacando la mente desde entonces y no he podido resistir compartirla con ustedes. ¿La sabían ya?. Confieso humildemente mi ignorancia supina en el asunto. Me parece hermoso este hecho, para el que es necesario soportar un tremendo sufrimiento y dejar entre las pinceladas jirones de la propia alma, porque cuando alguien se marcha al “otro lado”, parte de nuestra esencia se va con él. Este testimonio de amor y advertencia, me ha impactado profundamente.
Me figuro a los padres, esposa o familiar más allegado del infortunado ciclista pintando de blanco el artefacto responsable de esa desgracia y luego, con el corazón roto por un dolor que todos hemos experimentado alguna vez en nuestras vidas, llevarla hasta el lugar de la tragedia y dejarla atada con una cadena como un castigo a su autoría y un entrañable homenaje a esa persona que forma parte ya de los recuerdos más dolorosos. Me figuro que las lágrimas deben fluir copiosas y desgarradoras. Y junto a esa máquina solitaria y quieta, testigo mudo de los estragos que causa una cada vez más incontrolable circulación, las gentes apurarán el paso y la miraran con recelo, como si su solo roce pudiera ocasionarle alguna inesperada desgracia. Dicen las lenguas populares que el que la toca jamás la elimina de su mente.
A mí no me causa resquemor, sino pena y tristeza por esa persona que ha adelantado su viaje de retorno cuando menos lo esperaba, por el fallo de unos frenos, el exceso de velocidad o descontrol de alguno de los implicados. Por un azar que se pudiera haber evitado con buena voluntad y mayor precaución por ambas partes. Me duele el luto de su familia si pasan por allí con frecuencia y se encuentran la tan deseada “bici” del hijo, padre o esposo, señalando el lugar de su última cita con la vida y su primer paso a una eternidad que nadie sabe a ciencia cierta en qué puede consistir, pero somos conscientes que solo dura el tiempo que permanece en nuestra memoria.
No sé si está será una costumbre tan generalizada, como me han contado, pero yo es la primera “bicicleta maldita” que me he encontrado en mi ya larga vida. Me han dicho que las llaman las “bicicletas de la muerte”. Desde luego, no han podido elegir nombre más apropiado y definitorio. Aunque no acierto a comprender lo del color blanco, con la que la dejan “castigada”. El blanco es sinónimo de pureza, de candor, de inocencia y de bodas de nuestros padres, antes que el Concejal supliera al cura y su despacho al templo. Nada que ver con la muerte y la tragedia. Si estuviéramos en la India, si lo entendería, ya que allí es el color del luto, pero poco tenemos en común con ese subcontinente.
Tampoco sé como esas blancas y tétricas bicicletas quedan allí sin que nadie intente incluirla en su propio inventario. Con la cantidad de desalmados, incrédulos, insensibles y amigos de lo ajeno que vemos por nuestras calles, resulta un tanto sorprendente que nadie intente hacerse con ella. ¿Es por lo que indica su color?.
No tiene apenas relación, pero este detalle me ha traído a la memoria mis años de servicio militar y funcionario en un ministerio militar, en los que he sido asombrado testigo del “arresto” de una mula, caballo, perro, tanque, cañón y hasta silla o mesa que había causado, sin intervención humana la muerte o un grave accidente a alguno de esa Compañía. Creo que estas circunstancias, figuran en las Ordenanzas Militares. ¿Tiene la bicicleta encadenada la misma simbología?.
No sé qué es lo que está pasando, pero cuando ya creía tener todo en orden y estar curado de espantos, me doy cuenta que la facultad de poder sorprendernos es inagotable.
Este es un movimiento que surgió en Nueva York, USA y se ha extendido a cientos de países alrededor del mundo, en México, principalmente se apoyan en base a donaciones de Bicis que ya nadie utiliza y pintura donada por alguna empresa. Ya que son grupos ciclistas voluntarios, en cuanto al cartel en la bici menciona los generales del fallecido y con una premisa más que reza: NI UNA BICI BLANCA MÁS¡¡¡ si les interesa más información pueden buscarla como Bici Blanca en su País o Regíon. Saludos.
Hay ciclistas que se suman a esto de pedir espacio para las bicis, como en Holanda o china y son un peligro para ellos mismo en primer lugar. No quieren respetar semáforos o normas de circulación, también usan las aceras donde no corren el peligro de los vehículos pero si ponen en peligro a los peatones y gente mayor.
También hay mucho kamikaze al volante, trasformados en egoístas que usan un espacio de todos como si fuese todo suyo.
Yo no lo había oído nunca y soy ciclista. Desde luego sí creo que no duraría mucho la bici en según que sitios.