Liderazgo
Este miércoles pasado estuve en Madrid en una reunión con una dirigente del Banco Santander en materia de formación. La reunión tuvo lugar en la ciudad financiera que el Grupo Santander tiene en Boadilla del Monte. Estamos hablando del cuarto banco del mundo en beneficios y en el octavo por capitalización bursátil. Impresiona sobremanera llegar a sus instalaciones.
Prácticamente toda una ciudad al servicio del Grupo, entre 8.000 y 9.000 personas trabajan directamente allí, y unas 170.000 personas en todo el mundo. Unas macrocifras que asombran. Como dato curioso me comentaba esta responsable que las nuevas incorporaciones en una determinada área, 30 profesionales, habían salido de una selección entre 9.000 presentados. Una barbaridad.
Pero una expansión internacional de esa envergadura tiene sus debilidades. No siempre crecer es señal de fortaleza si no se afianzan bien los cimientos. Una pregunta que se hacen desde la cúpula directiva es, ¿cómo integrar a todos los profesionales que formen parte del Grupo aunque procedan de países distintos con culturas y hábitos diversos para que su rendimiento sea satisfactorio?, ¿qué comparte una oficina en Alemania con otra en Brasil o en el Reino Unido? No tiene fácil respuesta.
Diseñar una filosofía propia donde cada persona que se incorpore a esa u otra organización, sepa cuáles son los valores que la sustentan, es una tarea compleja. Pero es fundamental hacerla para la supervivencia y consolidación del Grupo, si se quiere seguir siendo competitivo en un mercado financiero tan convulso e impredecible.
¿Y, qué pinto yo en todo esto? Pues bien, a estos responsables del Grupo Santander como a muchos otros grandes empresarios, les llama la atención cómo brilla el deporte español en todo el mundo. Tal vez sea de las pocas cosas que nos funcionan, y de qué manera. El deporte español es un referente a nivel mundial. Y quieren conocer qué ideas e instrumentos se utilizan para poder aplicar algunas de esas técnicas en sus organizaciones.
En mi caso concreto les interesa saber cómo consigo integrar dentro de la misma filosofía de equipo a profesionales de diversas nacionalidades. Cómo se integran y cómo funciona nuestro día a día en la alta competición. Recuerdo un equipo que tuve, y que estaba formado por cuatro españoles, dos estadounidenses, un francés, un portugués, un búlgaro, un lituano y un griego. La mayoría, excepto los nuestros, no hablaban español, y del resto pocos el inglés, con lo cual la primera asignatura que tienes que establecer es, ¿cómo comunicarte? Tras intentar resolver las vías de comunicación, continúas de una forma paralela a introducir tus principios que deben regir para que tu equipo funcione. Impulsar un estado anímico positivo y corregir los errores de forma permanente.
Son principios y valores que deben ser comprendidos y compartidos por todos. El éxito de un equipo consiste en creer lo que estás haciendo, rodearte de un buen equipo de trabajo y luchar sin descanso. No hay misterios.
Veremos si les gusta mi estilo de dirección. Al tiempo.
*Ex entrenador del Real Madrid y de la selección española de baloncesto.